Hagamos reflexionar a Dios sobre su gloria


Josué 7:6-9
Entonces Josué rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta caer la tarde, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas”. 

Lea toda la historia, y la sorpresa que se llevaron al ser derrotados por una ciudad inferior. Josué es el primero que da señales de dolor y arrepentimiento, y pide que lo acompañen los ancianos; y así se completa la directiva de aquel entonces. Los pastores, los ancianos y los diáconos son los primeros que deben postrarse ante Dios para saber porqué las cosas han ido mal y para tratar en su presencia que no sigan así y cambien. Y no por unos minutos sino “hasta el anochecer” “al caer la tarde”, no fue una vigilia sino un día laboral. No debemos conformarnos con perder. Josué se quejó con Dios de forma parecida a como se habían quejado sus hermanos, con parecida incredulidad (Ex.16:3; Num. 29:3).

Nos reuniremos, nos postraremos en oración y le pediremos a Dios que nos haga saber porqué no tenemos otra bendición. Le abriremos el corazón al Señor y le expondremos nuestro miedo, desesperación, y el peligro que es para nuestra fe las derrotas  con promesas de bendición. Le haremos las preguntas más osadas, aunque tenga que perdonarnos nuestro atrevimiento, no moderaremos nuestro tono ante él que sabe lo que sentimos, y quizás por nuestra honestidad pase por alto nuestra incredulidad, y nos responderá porque le hablaremos como hijos y no como lacayos. Y también haremos reflexionar a Dios sobre su gloria, “¿qué harás tú a tu gran nombre?”. ¿Qué dirán de tus doctrinas de gracia pues hemos dicho que tu Palabra sola y tu Espíritu sólo con nuestra fe es suficiente para vencer el mundo? (1Jn.5:4). 

Dirán que para vencer la incredulidad, la sensualidad y la corrupción del mundo, se necesita algo más, que tu brazo no basta, y entonces quedarán en ridículo aquellas enseñanzas contenidas en tu Palabra y tus fieles ministros avergonzados, y seremos tentados a usar elementos de la cultura mundana como otro sazón y otra sal, para darle gusto a tus ordenanzas y que sean recibidas por la gente (Col.4:6). Ante ti nos postramos Señor de toda gracia, ante el trono de ella, para recibir nuestro pronto auxilio y socorro porque queremos derrotar a esta sociedad posmodernista, amén (He.4:16).

Comentarios

Entradas populares de este blog

Hiel de Betel, mal padre

Neginot y Seminit

El altar de tierra