Cristo no ha venido porque tenemos que ser mejores cristianos


2 Pedro 3: 4-10
sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, 4 y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación. Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua; pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”.


El apóstol no discute las palabras dichas por Jesús en los evangelios y que tuvieron que ser repetidas en la evangelización de la iglesia y constituían uno de los principales temas doctrinales de predicación;  habiendo llegado a los que tardaban en convertirse en cristianos, dentro y fuera de la iglesia y disculpaban su falta de arrepentimiento expresando incredulidad; más aún, riéndose de la predicación de la segunda venida de Cristo. Es interesante notar que el autor no procura mucho sacarlos de dudas; en ese caso hubiera explicado las palabras del Señor, pero no lo hace lo cual hubiera sido mejor para nosotros; simplemente les dijo: no ha venido porque con el evangelio no hemos alcanzado a todos, no todos nos han creído y no todos estamos preparados para su segunda vertida de juicio.

Fíjate que no es tanto lo que impide la segunda venida del Señor el alcance mundial del evangelio, sino el  estado espiritual de la iglesia; porque el "nosotros" implica a los creyentes, a los creyentes que se han separado del Camino. Más que un asunto de evangelización es un asunto de purificación de la iglesia. Parece equivocada la idea que cuando se halla predicado a toda criatura “entonces vendrá el fin” (Mt. 24:13, 14). 

Me siento cómodo tomando la palabra testimonio dicha por Jesús y acomodándola a la opinión de Pedro. No a la evangelización sin preocupación por la santidad eclesiástica. Si contesto a los burladores por qué hace dos mil años que todos los apóstoles esperaban en su generación el retorno del Jesús que habían visto volar al cielo, y no ha venido, les digo: Cristo no ha venido porque no somos mejores cristianos.  Entonces la batalla del diablo contra esa doctrina es conseguir siempre, en todos los siglos, una iglesia impura.

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