Ateo ¿qué buscas es en la Biblia?
Esto que a continuación vas a leer es tomado del libro Ateísmo escrito por el doctor Albert Mohler, pags. 94,95. Lo que sigue después son palabras mías.
“...
Ella acusa (a dos ateos) de cometer el mismo error que los
fundamentalistas-leer la Biblia como si fuera verdad. Sugiere que mejor sería
leer la Biblia revisándola y tenerla como ficción, pero una ficción que vale la
pena ser leída.
"Cuando
esos dos ateos se quejan acerca de los actos de Dios en el Antiguo Testamento,
simplemente insisten que tales cosas nunca ocurrieron y que no deben tomarse
con seriedad. El Antiguo Testamento contiene documentos de inestimable valor
histórico y literario, pero ese valor ha sido completamente destruido por una
generación de lectores que asumen que se trata de revelación, o sea algo más
que mera literatura.
"Está
de acuerdo que el Antiguo Testamento incluye historias que resultan chocantes
en cuanto a destrucción y violencia, y repudia lo que llama un repugnante odio
a las mujeres, o sea ese libro es misógino. También sugiere que esas historias
bíblicas no deben ser leídas como verdades históricas y mucho menos como
mandatos divinos, sino más bien que toda esa narrativa debe ser leída en forma
de desconstrucción, o sea de modo completamente opuesto a lo que sus autores
dan por verdades. Los cristianos más educados están bien informados acerca de
las contradicciones que existen en el Antiguo Testamento y también las
dificultades y anacronismo que hallan en los libros del Nuevo Testamento".
Mi
comentario
¿A
santos de qué dice esa autora que los libros del Antiguo Testamento son ficción
y no historia? ¿Acaso no se da cuenta de los miles de detalles con que cuentan
esos relatos? Cuando se lee el Antiguo Testamento uno se da cuenta que está
leyendo algo que realmente sucedió, que es genuinamente histórico, por su tono,
perfume, exactitud y de la imparcialidad de sus escritores, o sea de los
historiadores. La historia y la teología en toda la Biblia, y eso lo vemos
también en los milagros operados por Jesús, están tejidas de modo que
constituyen verdades, que si el lector no es completamente caprichoso, tiene
que darse cuenta que aunque no crea lo que lee, reúne todos los requisitos de
una escritura histórica. Estos autores ateos modernos leen los relatos que
nosotros leemos, se abalanzan voraces sobre sus páginas para lentamente devorarlas
con apetito agnóstico, teniendo como insignificante la calidad, tal vez
ingenuidad, con que se cuenta los asuntos. Traen ideas preconcebidas a sus
lecturas, bíblicas y a nuestros blogs.
El
Señor Jesucristo y los apóstoles leyeron esas historias que ellos leen ahora, y
las tuvieron como históricas, lo mismo que nosotros, de modo muy distinto a
como lo hacen estos doctores ciegos y sin fe cuando hojean las páginas de
nuestro Sagrado Libro. Si Cristo las leyó de modo histórico, incluyendo el
viaje submarino de Jonás dentro del vientre de un enorme pez, dándole su
asentimiento histórico, y respaldándolo con su súper histórica, y súper comprobable
resurrección. Nosotros las leemos, igual que él, entonces ¿quiénes son estos
modernos pigmeos, que tienen ojos para ver y no ven, oídos para oír y no oyen,
estos ídolos embaucadores, para decir que ellos la leen mejor y que nosotros, que
Jesucristo, que todos los padres de la Iglesia, que todos los teólogos del
cristianismo, y que todos están equivocados? Las contradicciones de las cuales hablan
son más aparentes que reales, y lo que hacen la una y la otra es complementarse,
y donde hay diferencias son insignificantes y atienden más a lo que tiene que
ver con los escribas que a los autores.
Sinceramente,
lo que les pasa a estos lectores ateos modernos es que no tienen el Espíritu
Santo y por lo tanto no son "conducidos a toda verdad" (Jn. 16:13), y
ni siquiera como diría el apóstol Pablo "palpando" (Hch. 17:27), y
eso sólo dijo a filósofos atenienses, ni siquiera palpando pueden encontrar la
verdad. Estos ateos modernos, sin ojos, no son otra cosa que presuntuosos
inconversos comentando la Palabra de Dios. Es que lamentablemente, han entrado
a un mundo de fe, como diría Pablo "queriendo ser doctores sin entender ni
lo que hablan ni lo que afirman" (1 Ti. 1:7). No solamente no pueden creer
lo que leen sino que no quieren tampoco. Tal vez por alguna razón personal se
han convertido en ateos, por una moda social y miedo a ella, o por haber
crecido prisioneros de un férreo círculo familiar agnóstico, y su ateísmo es
más un trauma psicológico que una conclusión intelectual.
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