La regla de oro no tiene promesa
Mateo 7:12
“12 Así
que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así
también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas”.
Este
versículo se ve bien claro que se halla fuera de lugar, y los que dividieron la
Biblia en porciones hicieron mal en dejarlo unido al anterior con el cual nada
tiene que ver. Si yo le fuera a buscar alguna colocación la hallaría junto al
v. 48 del capítulo anterior. Representa la llamada "Regla de Oro", que
brilla por sí misma como una máxima separada del resto. Quizás se deba a eso,
que por su contenido fue memorizada y practicada por todos aquellos primeros
discípulos de modo que era la síntesis del amor al prójimo que Jesús les había
pedido tener.
Trátalos,
no estás arando en el mar. Cualquiera que sea el sector de la vida cristiana
que se explore, la Regla de Oro
convertida en pregunta hacia uno mismo, por su valor no tiene comparación. Si
yo fuera a pedir a alguien sabiendo que tiene, ¿me gustaría que me lo negara?
¿Me gusta que siempre me estén mirando la mota de mi ojo? ¿Me gustan las
respuestas ásperas?
Pero
fíjate que Jesús no dice que no hagamos a los hombres lo que no
quisiéramos que ellos nos hicieran, más bien dice que lo que sí queremos
que nos hagan; hacerlo. De modo positivo no negativo. La regla es presentada no
para reclamar o exigir un trato justo y afable de los demás sino para
conceder y entregar un trato aceptable. Lo importante no es cómo te tratan sino
como tú los tratas a ellos, y esto está condicionado no por la calidad
de trato que ellos te darán, que puede ser indiferente, injusto, opaco y frío,
sino por la calidad de trato que tú quisieras recibir.
La
mayoría de la gente condiciona su trato con el prójimo a la inversa de como lo
mandó Jesús, tratan según son tratados, si bien, bien, si mal, mal; esa regla
lo que hará es llevar a la humanidad en retroceso, y los hombres no incitarán a
los otros a un cambio, sino haciendo crecer el odio y las rencillas. La
indiferencia se retribuye con un saludo afectuoso, la ira con la palabra suave,
la maldición con la bendición, el odio con el amor. No debiéramos perder la
esperanza que nuestros actos terminen por corregir la conducta de los malos
prójimos, aunque nos parezca que es inútil y que estamos arando en el mar.
El
buen trato pudiera o no cambiar a nadie. Invariablemente la Regla del Señor
debe seguirse porque de todos modos, no hay ninguna promesa de que
nuestros actos nobles harán cambiar al otro, y si él no colocó ninguna promesa
al respecto tampoco debemos esperarla. Quizás por eso desistimos del buen trato
porque inconscientemente aguardamos una transformación del que se beneficia de
nuestra conducta, y si no ocurre nos defraudamos y cambiamos nuestro modo de
ser y nos alejamos.
Tal
vez no actuemos en contra suya pero dejamos de hacerlo a favor suyo, y la
persona en cuestión es alejada de nuestro servicio y desterrada de nuestros
afectos, y condenada a un desconocimiento indiferente. Realmente es sólo una
forma de vida de amor al prójimo la que Dios quiere mostrar al mundo, y eso basta.
No es para evangelizar, no es el evangelismo, sino el respaldo de
nuestro esfuerzo misionero. No pidamos a los demás que nos traten a nuestro
gusto, tratémosles como quisiéramos que lo hicieran. Aunque para dentro del
corazón digamos "no me gusta el trato que me das", también añadamos
esta resolución "pero te trataré como me gustaría que tú lo hicieras
conmigo". La Regla de oro viene sin promesa para ganar al mundo, pero sin
ella no se puede ganar al mundo.
¡Hermoso! Como todo lo que escribe querido hermano: "La indiferencia se retribuye con un saludo afectuoso, la ira con la palabra suave, la maldición con la bendición, el odio con el amor. No debiéramos perder la esperanza que nuestros actos terminen por corregir la conducta de los malos prójimos, aunque nos parezca que es inútil y que estamos arando en el mar." Se me hizo excelente esta frase: "arando en el mar",je,je. Muy cierto todo lo que ha escrito en este post querido hermano Humberto.
ResponderEliminarBendiciones!!!!!
Saludos Isa, y Dios siga bendiciendo tu conducta de oro.
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