Dijo: yo fui pero ya no soy
Lucas 15:22-32
"22 pero el Padre dijo a sus siervos: sacad el mejor
vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano y calzado en sus pies. 23 y
traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; 24 Porque este mi
hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a
regocijarse. 25 Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y
llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; 26 y llamando a uno de los
criados, le preguntó qué era aquello. 27 Él le dijo: Tu hermano ha
venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno
y sano. 28 Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su
padre, y le rogaba que entrase. 29 Mas él, respondiendo, dijo al
padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca
me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. 30 Pero
cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho
matar para él el becerro gordo. 31 Él entonces le dijo: Hijo, tú
siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. 32 Mas era
necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha
revivido; se había perdido, y es hallado".
Los fariseos continuamente refunfuñaban porque Jesús
les daba entrada a su círculo personal a personas del bajo mundo, encasillados
por ellos como pecadores y malditos por la ley de Dios, esto es, los publicanos
o recaudadores de impuestos, los ignorantes de la ley de Moisés y por añadidura
algunas prostitutas, que para alarma de ellos habían sido transformadas en
seres espirituales que gastaban el dinero en su adoración y vertían lágrimas y
perfumes en sus pies.
Jesús les dice que el mar humor de ellos, dibujado
en el hosco carácter del hijo mayor, contrastaba con la alegría que había desde
entonces en el cielo al saberse allí la tan buena aceptación que había tenido
el evangelio entre los peores. Cuando el hijo mayor, que se había quedado con
las dos terceras partes de la herencia, y que por prácticamente tener una vida
moral impecable según la justicia propia, nada arrastrado hacia los placeres
juveniles y viviendo siempre en orden bajo el techo paterno, regresaba del trabajo
y escuchó desde lejos la música se extrañó de aquello, y tal vez por su ropa
sucia envió a alguno de los empleados para que supiera qué estaba pasando en
casa de su padre y el motivo de aquel festín.
Cuando le trajeron la gran noticia de que su hermano
había regresado y que el padre, los tíos, los sobrinos y los empleados estaban
contentos con la llegada, en vez de correr e ir a ver al hermano, se paró en
seco y se negó a entrar, sin alegar alguna excusa en relación con su vestuario
sino echándole en cara a su padre que no había razón para recibir a su hermano
con tanta fiesta porque era un disipador y un corrupto que había tirado toda la
herencia familiar que se llevó, en cantinas y prostíbulos, mientras que él que
había sido honrado, decente y obediente y jamás había recibido tan espectacular
reconocimiento.
El padre no le discutió el punto porque era cierto
lo que estaba diciendo, y le dijo que con aquella fiesta no estaban celebrando
su mal comportamiento sino su regreso, porque muchas veces había pensado que le
traerían la noticia de que estaba muerto si es que sabía de él, ya que desde
mucho no sabía algo y parecía habérselo tragado la tierra. Lo que se estaba
celebrando era su resurrección, el olvido, el perdón sin rencores y con
alegría. Insistente desde la puerta le suplicaba a su varón que entrara y
saludara a su hermano y lo abrazara, aunque fuera por ser hermanos, compartiera un rato, y después si no quería
estar más se marchara alegando alguna excusa.
El joven terco en no dejarse
convencer se negaba entrar, diciendo cien veces que no creía en el arrepentimiento
de publicanos y pecadores, ni en el perdón gratuito. No dijo más y se fue, y
desde lejos se justificaba a sí mismo como fariseo diciéndoles a los que no se
veían faltas morales, la mala historia de aquel indigno ser humano, que contaba en la fiesta que fue y ya no era,
un perdido, amigo de rameras y de mala
gente.
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