El Mesías profetizado
Isaías
9:1-7
“Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia,
tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la
primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin
llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de
los gentiles. El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban
en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. Multiplicaste
la gente, y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran
en la siega, como se gozan cuando reparten despojos. Porque tú
quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor,
como en el día de Madián. Porque todo calzado que lleva el guerrero en el
tumulto de la batalla, y todo manto revolcado en sangre, serán quemados, pasto
del fuego. Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado
sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte,
Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán
límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo
en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los
ejércitos hará esto”.
Estas
palabras son sin dudas, para alzar el ánimo del pueblo y se fundamentan en
torno a la esperanza de Israel: El Mesías. Simplemente no nos han sido
dejadas para celebrar la festividad del nacimiento del Mesías sino para infundir
esperanza, alzar el ánimo. Primeramente presenta su actividad entre los
gentiles; llenar el espacio en el corazón de ellos, con conocimientos y
salvación. El conocimiento que adquirirían sería semejante a una resurrección
entre el pueblo. El aspecto emocional de su venida trasmitiría alegría de
la mejor clase porque saldría “delante de ti” semejante a los que
consiguen el éxito: “como se alegran en la siega” y a los que triunfan:
“cuando reparten despojos”; y además como la alegría de los que adquieren la
libertad: “tú quebraste su pesado yugo”. Es indudable que con el
advenimiento del Bendito Mesías, el conocimiento que él traería a su pueblo
resultaría en una bendición nacional.
Piensa
en lo que Cristo ha hecho contigo y ve si es verdad. ¿Quién puede alegrarse con
gozo celestial como tú cuando lo haces ante Dios en adoración? ¿Qué gozo hay
más profundo que el de tu pecho? Examina el derrotero de tu vida, tu larga o
corta historia con él, ¿no has sido siempre un triunfador? ¿El éxito no ha sido
tu acompañante? ¿Quién tiene algo tan precioso como tu libertad espiritual?
Vives de modo simple, que es el mejor modo, sin vanidades, que hay de vivir.
Desde
el v. 5-7 se describe al Príncipe de paz y su incomparable reino. En el
v.6 emerge la figura gloriosa de su persona, pero todo ello, me parece, para
explicar su reino de paz. Si los rabinos se hubieran fijado bien en el
texto habrían visto que el Mesías sería un líder que gobernaría principalmente
por el conocimiento y que el radical cambio que operaría en Galilea
sería principalmente dentro de las personas, en sus corazones y el v.4
particularmente enseña que tal operación sería milagrosa, por gracia
como lo hizo en Madián con Gedeón. Hubieran aprendido además que no sería un
guerrero y su reino no se instauraría bélicamente, sino que sus conquistas
serían sobre el intelecto, las emociones y las almas de los hombres (v.5). No
habría que esperar a un político, un caudillo social. Tendría mucho más de
profeta, maestro o filósofo que de soldado. De ese modo, espiritual,
conquistaría el mundo (v. 7); así se apoderaría de la vida de millones en todas
las naciones del globo. “Sobre el trono de David”, pero más que con su espada y
su honda, siendo conforme al corazón de Dios; es decir, cumpliendo su
voluntad, la cual “será en su mano
prosperada y por su conocimiento justificará a muchos” (53:10-12).
Israel
había sido hecho cautivo por Tiglat-pileser y llevado cautivos a muchos; la
aflicción había tocado “livianamente” aquellas tierras porque más tarde habría
de retornar para afligirlos mucho más. Dios llenaría esa tierra, camino del
mar, con gloria, cuando los exilados regresaran de Asiria y Babilonia. Pero más
allá de esa temporal consolación y libertad está profetizada la venida del
Mesías, Jesucristo, quien habría de llenar con su conocimiento todo el
territorio de Galilea de los gentiles. El conocimiento de la salvación llena de
gloria una región cuando Cristo es predicado allí. El regreso en libertad de
los cautivos es similar a la entrada de Cristo predicando el evangelio. Como
siempre ocurre en Isaías, el pueblo es un símbolo del Mesías y su historia los
hechos de El. Toda la historia del uno es la vida y obra del otro. ¡Oh Israel!,
¿por qué desechaste a tu Mesías? ¿No ves que es crucificarte tú mismo, tu
historia? El regreso del Cristo será la restauración de su pueblo y su
plena recuperación. Ezequías pudo ser un
tipo de ese Rey, pero la descripción que de él se hace (v. 6) es demasiado
grande para aplicársele completamente. No hay “siempre oscuridad” para el pueblo
santo, no la hubo.
Por
un breve tiempo Israel (los suyos) fueron alumbrados, pero los suyos no le
recibieron y escondieron de él el rostro y fue menospreciado; actualmente como
en tumba de ignorancia permanecen enterrados, hasta que de nuevo la luz resplandezca
sobre ellos, porque el dios de este siglo les ha cegado el entendimiento (2 Co.
4:3,4). Los que aún moran en región de sombra de muerte (en ignorancia y pecados) serán alumbrados y la
maravillosa luz de la salvación resplandecerá en sus rostros; y como dice el
salmista: “serán hermoseados”. Nota la forma pasada en que se presenta el
futuro; se da por hecho que la luz les resplandeció, livianamente en aquellos
tiempos, luego mucho más, cuando todo Israel, los elegidos, sea salvo.
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