Un buen uso con las tijeras
Mateo
5:21-26
“Oísteis
que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable
de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será
culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable
ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno
de fuego".
La versión más popular dice que si estamos informados de lo que se les
dijo a los antiguos o, en este caso a los abuelos, bisabuelos y por supuesto
antepasados, e incluyo a cualquier prójimo, en relación con la declaración de
la ley de Moisés. El punto es este, que si uno observa la intención del Señor
se da cuenta que el trato que se le da a un hermano, a ya sea en la fe o a un
conciudadano tiene que ver con el destino eterno de la persona. Jesús habló
algunas veces acerca del infierno y generalmente en relación con el maltrato a
los demás. No mencionó la negación de Dios en relación con la filosofía, ni
dijo que el infierno estaba guardado para lo que no creyeran en Dios; es cierto
que la hipocresía, de cuyo virus la humanidad no se ha podido curar, y la única
medicina hasta ahora efectiva es la cirugía.
Según los sermones de Jesús, ella
tuvo un rol importante en la condenación eterna de una persona y su exclusión
de la vida eterna. Si uno le llama a una persona idiota, comete un pecado
gravísimo, y la enseñanza de nuestro Maestro es que se pida perdón rápidamente,
y si se entera que otra persona tiene justas razones para reprocharnos algo que
hemos dicho o hecho, debemos apresurarnos antes de entrar a un servicio
religioso de adoración, ir donde ella y pedirle de cualquier forma las
disculpas, el perdón y hacer las paces. El credo en este pasaje no es la regla
para medir la fe y la vida espiritual de una persona, sino su comportamiento en
relación con el prójimo, estrictamente con el uso de la lengua. No la larga
sino la recortada con las tijeras del amor al prójimo. En una ocasión Spurgeon llevaba una larga corbata y a una
hermana de la iglesia le pareció excesiva. Después de la predicación, ella se
le acercó para cortarle un pedazo. Le dijo, hermano pastor, “traje unas tijeras
pues deseo acortarle esa corbata que es demasiado larga”. “Corte lo que usted
quiera, hermana”, le dijo, “pero antes déjeme usar sus tijeras para cortar algo
que usted tiene, una cosa muy larga y que daña su testimonio cristiano. . .
¡Saque la lengua, hermana!”.
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