Antes del primer cigarro de marihuana
“De
veintidós años era Amón cuando comenzó a reinar, y dos años reinó en Jerusalén.
E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como había hecho Manasés su padre;
porque ofreció sacrificios y sirvió a todos los ídolos que su padre Manasés
había hecho. Pero nunca se humilló delante de Jehová, como se humilló Manasés
su padre; antes bien aumentó el pecado. Y conspiraron contra él sus siervos, y
lo mataron en su casa” (1 CRÓNICAS 33:21-24).
Como
Manasés se humilló tan tarde, ya sus hijos habían aprendido la religión falsa
que les había enseñado y visto practicar. Su posterior ejemplo fue ineficaz.
Uno no se apropia tan fácilmente de las experiencias de otros porque son una
gracia especial que han recibido para tenerlas. Una gran experiencia procede de
una gran humillación. Padres, conviértanse pronto, no dejen que sus hijos vayan
copiando el mal ejemplo; mientras más retardes tu conversión peor para ellos;
los verás vivir como tú vivías y ya no quisieras haber vivido como viviste, deshace
con tus sanas palabras las malas que dijiste, con tu sobriedad la embriaguez,
con tu fidelidad la infidelidad, con tu fe la incredulidad, con generosidad la
avaricia y la tacañería.
Lee
libros santos que se opongan a las pornografías que leíste o viste, programas
de televisión sanos que reemplacen los indecentes; un hombre nuevo en un cuerpo
antiguo, con hábitos nuevos, reflejando la gloria de Dios y no las costumbres
del diablo...mientras más rápido te conviertas mejor, ¿qué harías tú el día del
juicio de todos los hogares si oyes a tus hijos testificar que tú los indujiste
al pecado? ¿No has leído en la parábola de Jesús sobre el rico y Lázaro, como
el hombre rico le pedía al padre Abraham que por favor alguien les predicara a
sus hermanos para que no corrieran la misma suerte espiritual de ir al
infierno? Nadie quiere tener en el infierno a familiares con los cuales
compartió o indujo al pecado. Asumo que siendo el primer muerto de entre muchos
hermanos, era el más viejo. No quería que ellos al llegar a ese lugar de
tormento le echaran en cara diciéndole “por tu culpa estamos aquí”. Lamentarían
entonces haber sido hermanos menores de aquel otro (Lucas 16:19-31). Sería el
mayor, y los otros siguieron sus pasos.
Cada
día que pase sin convertirte es un día que perjudicas a tus hijos, un día que
los fortalecerás en el hábito de la incredulidad. Conviértanse pronto padres,
antes que les enseñen a sus hijos la manera de vivir que no los llevará al
cielo, antes que escuchen la teoría de Darwin en la escuela, antes que le minen
la cabeza con relativismo moral, antes que hagan malos amigos y caigan en
pandillas y eso por el mal ejemplo en el hogar, antes que la niña practique su
sexo fuera del matrimonio, y alcance la edad de adultos habiéndolo aprendido y
practicado todo, con un enorme corazón vacío, y antes que el varón acepte el
primer cigarro de marihuana.
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