Pero Dios no estaba allí


¿No está Jehová entre nosotros? (Miq. 3:10, 11).

______________________________________________


No. Afirmaban que Dios estaba entre ellos porque tenían sacerdotes, sacrificios, un buen templo y la ley escrita. Tienen todo eso pero no están viviendo como agrada Dios; tienen instituciones sagradas pero los hombres que la administran viven impíamente; las ceremonias y los ritos que ellos ejecutan están contaminados por sus vidas que son más importantes que las piedras del templo, y que la sangre de la reconciliación de animales.

¿No recuerdas como Moisés quebró las dos tablas de la ley cuando bajó del monte y vio al pueblo entregado a la idolatría? Porque de nada le valía aquella piedra sagrada si la congregación no practicaba su contenido; tiene que haber correspondencia entre la vida de los ministros y la presencia de Dios.

La sangre corría en el templo, las alabanzas se entonaban, las ofrendas llegaban, el dinero se recaudaba, y la gente creía edificarse, sin embargo no era así; la “adoración” estaba lejos de haber sido verdadera adoración espiritual, el Espíritu Santo no había bendecido sus almas sino que la presencia del grupo, el tumulto, las voces de la gente y la imaginación de que se cumplía lo que agradaba a Dios provocaba éxtasis y emociones dentro de ellos y regresaban a casa como si hubiesen pasado un tiempo maravilloso en la presencia de Dios, pero Dios no estaba allí.

Dios está presente en su palabra; cuando su palabra es honrada no sólo en su estudio sino en la obediencia a ella. Lo que quiere Dios es vernos vivir, no sólo cantar y oír la palabra, ni apegados a sus ritos y ceremonias. Dios está entre nosotros si vivimos los mensajes que nos envía.

No queremos ser oidores olvidadizos sino hacedores de su palabra, queremos decir, te vimos desnudos y te cubrimos, enfermo y vinimos a ti, en la cárcel y te visitamos. Ninguna de esas cosas es ir al templo y leer la Escritura. Si un hermano no tiene para el mantenimiento de cada día no le diremos “iros y saciaos” porque es más bienaventurado dar que recibir. De ese modo Jehová estará entre nosotros.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Hiel de Betel, mal padre

Neginot y Seminit

El altar de tierra