Sin necesidad no te jubiles del ministerio
Esta es la ley del nazareo el tiempo que se
cumpliere su nazareato... (Num.6:1-21).
Si quieres instruirte en la consagración
vocacional para Dios, lee todo el capítulo, con énfasis especial sobre la
partida de un nazareo de su oficio. Cuando lo hayas leído notarás que era más
fácil entrar al nazareato que salirse de él. Concluir era más complicado
ceremonialmente y debía hacerlo santamente, ofreciendo víctimas por
expiación, holocaustos, etc. ¿Por qué?, tal vez por dos razones:
La primera, porque aunque haya estado
consagrado a Dios no había ejercido perfectamente su consagración y por esa
razón debía poner en orden todo, ofreciendo por sus pecados vocacionales
un cordero por expiación (v.14). Había ido dejando imperceptiblemente pecados
en el ejercicio de su función, no vistos por nadie más en su ejecución santa,
olvidados aun por él mismo, pero que no lo habían invalidado en su función pero
no le permitieron alcanzar un clímax en su vida espiritual, se había quedado
corto en las expectativas que Dios había puesto en él. Sólo Dios conocía cómo
había transcurrido su nazareato y ahora le pedía que expiara aquellas culpas
que le había soportado sin echarlo de su voto.
El nazareo podría decir “he terminado bien”,
"cumplí el tiempo que me propuse, el que por ley debía estar", sí,
pero no ejerció su función como hubiera sido menester que lo hiciera. No se
había santificado en espíritu como tuvo oportunidad. Debía darle gracias al
Señor porque le permitió concluir habiendo tenido razones para desemplearlo
años ha. El permanece fiel aunque seamos infieles.
La segunda, porque aunque el nazareo cumpliera
su ministerio imperfectamente, el Señor apetece que se quede y por eso
dilata, complica, y se pacifica porque deja el nazareato. El Señor hubiera
querido que se prolongase su consagración unos años más. No quería dejarlo ir,
no deseaba que volviera a la vida normal, que sin necesidad se jubile de su
nazareato.
¿Por qué habrás de concluir si la salud te
permite continuar, si ahora tus talentos están más maduros y eres diez veces
mejor que cuando comenzaste? Si Dios no te jubila, no te despidas de su
servicio, aunque no tengas deudas.
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