No se bautice para que su marido la ame más
Y vio Jehová que Lea era menospreciada, y le dio hijos; pero Raquel era estéril. Y concibió Lea, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Rubén, porque dijo: Ha mirado Jehová mi aflicción; ahora, por tanto, me amará mi marido. Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Por cuanto oyó Jehová que yo era menospreciada, me ha dado también éste. Y llamó su nombre Simeón. Y concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Ahora esta vez se unirá mi marido conmigo, porque le he dado a luz tres hijos; por tanto, llamó su nombre Leví (Génesis 29:31-34).
Dios sabía que Jacob no amaría más a Lea por sus nuevos hijos, con cada parto él no aumentaría su cariño por ella, pero sí por los hijos que ella le daba. Sin embargo, Lea tendría una razón cultural para no sentirse menos y compensar la falta de amor matrimonial. Se lanzó con su vientre a la conquista del amor de su esposo y no lo logró. Así fue dando a luz a los patriarcas, según el propósito de Dios, aun mejor que la satisfacción de sus sentimientos como mujer.
Si Lea hubiera sido una mujer realizada matrimonialmente no hubiera cooperado tanto con el propósito divino como lo hizo quizás pariendo muchos de los fundadores del pueblo de Israel. Si se hubiera realizado en el amor no habría sido tan creativa. La poderosa fuerza síquica de su insatisfacción ayudaba al plan general de Dios del cual ella formaba una porción.
A veces creemos que si Dios no nos hace felices en el matrimonio o de cualquiera otra manera no está cumpliendo sus promesas en nuestras vidas; que para ello tiene que hacernos personas dichosas. Que Lea se sintiera menospreciada (la palabra significa odiada) e inferior era el propósito de Dios, y no que se sintiera realizada y colmada de felicidad; gracias a esos sentimientos de inferioridad y falta de amor conyugal habría de dar continuos hijos. Si hubiera sido una artista en otro contexto cultural, habría concebido cuadros, si hubiera sido escritora habría imaginado libros, y devorado toneladas de literatura buscando la compensación de sus sentimientos y el balance de su personalidad. O la pírrica solución de divorciarse.
No debiéramos tener una felicidad mayor que hacer lo que Dios quiere, y no llorar tanto por amores imposibles o perdidos. De todos modos, para muchas mujeres como Lea, y también hombres, pudiera ser un decreto divino que vivan con ternuras vacantes puesto que Dios no está comprometido hacerlos felices con otra cosa que no sea con él mismo. No que para ser útil haya que ser infeliz, sino que se puede ser útil sin llegar a la felicidad. Lea tuvo un matrimonio equivocado, no fue su culpa, y nunca lo pudo remediar. Su esposo no la amaba suficiente por sus ojos delicados, ni por sus hijos, como a otra por su bello semblante. Si de soltera el hombre no la amó de casada tampoco aunque se hiciera una gran ponedora de hijos.
Si usted se vuelve cristiana y se bautiza para que su marido la ame más podría llevarse un gran fiasco. Tal vez sea mejor que en vez de mostrarle que lee a Moisés, Pedro, Pablo y a Juan Calvino, que se arregle más bonito, o se pinte los ojos con antimonio si él tiene el gusto de Acab, se haga un peinado ostentoso no para adorar a Dios sino porque al tipo le gustan los moños, se bañe siete veces en el Jordán si huele a tortillas y frijoles, y si tiene dinero compre un frasco de alabastro con nardo puro y écheselo. Si los 300 denarios que cuesta son suyos y no de él.
El amor no sólo entra por la cocina sino por los ojos. Y por la nariz. Es más un asunto de cara bonita y bien vestir que de piedad. ¿Le parece eso poco espiritual? La misión del evangelio no es que se enamoren los desamorados sino dar fe, arrepentimiento, perdón y esperanza. Salvación. Mire a ver si siendo mejor cristiana, él más la quiere. Si su ornato es del espíritu como dice Pedro, más posibilidad tendrá de ganarlo para Cristo pero no para que la quiera más. La admiración por la bondad, la piedad y la santidad nunca es amor erótico que es el buscaba como mujer Lea.
Un poquitin machista tu comentario eh?
ResponderEliminarNo soy feminista, sino que creo que Dios ha puesto al hombre (varón) a la cabeza de su mujer y tambien en los asuntos de la congregación.
No estoy de acuerdo con que las mujeres sean maestros o pastores de una congregacion entera, pero si pueden ser diaconisas o ancianas, como lo señala la Escritura. En mayor parte para enseñar a mujeres y a jovencitas.
Pero en definitiva, algo me huele a machismo en tu comentario. Eso de arreglarse y de que entre por la vista....
No puede participar la piedad en el proceso de encontrar un marido o una esposa???
Bendiciones hermano.
Lo siento, no fue mi intención Viviana exaltar el machismo, ni carnalizar la vida espiritual de las hermanas. La idea es que nuestras queridas hermanas luzcan bonitas, por fuera y dentro, en cuerpo y alma, los cuales compró Cristo. ¿Por qué no? He visto los resultados de lo contrario, hermana.
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