Se tiñen las cejas como la madre
LEVÍTICO 19:32
“Delante de las canas te pondrás en pie;
honrarás al anciano, y a tu Dios temerás; yo soy el Señor”.
Para muchos hoy un
anciano es alguien acabado, sin futuro, obsoleto y en algunas familias un
estorbo. Por eso los echan en un asilo y pagan el cuidado. Para ser moderno hay
que ser de ideas jóvenes. Se le mira con envidia a la juventud. Ancianos eran
los pastores y los mejores directores de la iglesia apostólica, y ancianos
fueron los que en la antigüedad juzgaron, aconsejaron y llevaron por buen
camino al Israel de Dios. ¡Oh ancianos menospreciados, sois de Dios un tesoro,
un envidiable tesoro! (Pro.16:31). Antiguamente los jóvenes no querían ser imberbes,
sino como el padre y no se depilaban las cejas como la madre, lo que hacen algunos
hoy. Cuando un anciano venía se ponían de pie hasta que pasara porque Dios les
había enseñado que estaban primero en el mundo y tenían más sabiduría y
experiencia. ¿Qué es eso de teñirse los cabellos, la barba y hasta las cejas?
Es una cobarde payasada, o afeminamiento, que indica la debilidad en el
carácter que ha claudicado ante la opinión social.
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