ÉXITO, AMOR, FELICIDAD, OCTAVA PARTE


       
          No hay otros redentores
                   RUT 3: 6-13
Descendió, pues, a la era, e hizo todo lo que su suegra le había mandado. Y cuando Booz hubo comido y bebido, y su corazón estuvo contento, se retiró a dormir a un lado del montón. Entonces ella vino calladamente, y le descubrió los pies y se acostó. Y aconteció que a la medianoche se estremeció aquel hombre, y se volvió; y he aquí, una mujer estaba acostada a sus pies. Entonces él dijo: ¿Quién eres? Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano. Y él dijo: Bendita seas tú de Jehová, hija mía; has hecho mejor tu postrera bondad que la primera, no yendo en busca de los jóvenes, sean pobres o ricos. Ahora pues, no temas, hija mía; yo haré contigo lo que tú digas, pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa. Y ahora, aunque es cierto que yo soy pariente cercano, con todo eso hay pariente más cercano que yo. Pasa aquí la noche, y cuando sea de día, si él te redimiere, bien, redímate; mas si él no te quisiere redimir, yo te redimiré, vive Jehová. Descansa, pues, hasta la mañana".           

“A medianoche el hombre se asustó”.
¿Puedes apreciar una historia tan bella? Es magnífica y extraña y virtuosa. Se asustó cuando se dio cuenta que había alguien acostado a su lado. Booz era un hombre virtuoso y entendió por las palabras de Rut “pariente próximo” o “redentor”, (en relación con la propiedad) (v. 9) que no se le estaba entregando como mujer, para que la usara y ya, no, sino que le estaba proponiendo ser su mujer si la tomaba legalmente.
“Yo y mi propiedad-le dijo ella-, no es fornicación lo que me atrevo a proponerte; seré tuya si te casas conmigo como redentor”. Sus propiedades, o mejor dicho las de su difunto esposo, estaban como embargadas y hacía falta alguien que empleara dinero y ellas no lo tenían, pero aquel varón sí y, por cierto, según la ley su parentesco le permitiría abonar el importe y librar esas tierras. Y esta historia es preservada por eso, no solo por su ingenio y belleza sino por su parecido con la entrega de nuestra vida a nuestro Pariente y Redentor más Cercano: Jesús, el único que puede redimirnos. Booz hizo lo que dijo, consultó a otros redentores que tenían posibilidades de quitar el gravamen sobre las propiedades, pero ninguno de ellos, por motivo de Rut, quiso hacerlo, las bendiciones de Rut sí pero no a ella; y es precisamente por ella que Booz redime las tierras porque la amó desde que la conoció. Así Cristo nos ha conocido desde antes de la fundación del mundo y por su amor se ha convertido en nuestro pariente más cercano y nuestro Redentor, el que pagó el precio con su sangre para librarnos del castigo de la muerte eterna+. No hay otros redentores que puedan hacer eso por nosotros sino sólo él. Si usted hace lo que hizo Rut, se acerca a sus pies y le dice: “Extiende tu manto sobre mí por cuanto eres mi pariente cercano” (v.9); él lo hará y redimirá su vida que ha sido vendida al pecado. No tiene un pariente y Redentor más cercano que él. Y para que sea cristiano, vea a Dios, y pase por el juicio ante él sólo necesita uno sólo, un solo Redentor: Jesucristo, habrá otros que presumen de ser redentores, pero no sirven, hay un solo nombre en el cual podemos ser librados de la justicia de Dios y la condenación perpetua.

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