El viento entendió y se puso en calma
Marcos 4:39
“¡Cálmate, sosiégate!”. “Calla, enmudece”.
CICLON JOAQUIN |
No dijo:
“cesa de soplar” “vuelve a tu sitio”, como si le pudieran oír; les habló como a
los demonios (1:35), como si lo más peligroso fuera el ruido y no el ímpetu. Y
el viento entendió que se le exigía la calma; y con dos palabras Jesús deshizo
una situación atmosférica. No se revela aquí como el Salvador sino como el Creador
(Col.1:15). Y que no sólo los diablos lo obedecen. Los ciclones se sujetan a su
palabra. Los evangelios nos presentan a
Jesús, no mostrando conflicto con las leyes del universo sino manejándolas,
para mostrar que no son ellas lo más grande que existe sino su voluntad, y que
es gnosticismo, secularismo o lo que sea, achacarle eso a la “madre naturaleza”
y no a nuestro Padre Dios; pero ¡cuidado! esas fueron sus credenciales y no su
estilo de vida. Jesús, permítenos creer que tú puedes deshacer con dos palabras
cualquier situación adversa, con sólo que digas “quiero” se cumplen tus deseos
y nuestras oraciones.
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