La petición más difícil del Padrenuestro
Mateo
6:9-13
"Venga
tu reino, hágase tu voluntad, el pan nuestro de cada día, perdónanos, no nos
metas en tentación".
SUDANDO SANGRE |
Nota que de
todas las peticiones que se hacen sólo una es material, secular, profana,
temporal, todas las otras son religiosas, que conciernen a Dios, el alma, la
iglesia, el perdón, el testimonio, etc. Esas son las cosas por las cuales
debemos orar constantemente. La doxología, "porque tuyo es el reino, el
poder y la gloria por todos los siglos. Amén", no aparece en muchos
manuscritos y muchas versiones de la Biblia la omiten, y tiene un fuerte gusto
a las Crónicas sacerdotales del Antiguo Testamento. Sin embargo es cierta y muy
hermosa. Omítanla si quieren, pero créanla.
La
parte más difícil, quizás, del Padre Nuestro, es cuando decimos, “hágase tu
voluntad aquí en la tierra como en el cielo”. Es cierto que nada podemos pedir
que sea mejor y más conveniente que la voluntad de Dios, sin embargo ella no es
fácil, aunque la imaginación suele agrandar las dificultades, que pudieran no
hacerse reales jamás y después avergonzarnos de haberlas sufrido. Como nuestro
Señor oró “mas no se haga mi voluntad sino la tuya” (Luc.22:44); y eso es lo
que había enseñado a sus discípulos y ahora le tocaba a él poner en práctica esa parte de su famoso sermón del monte. Fue un momento difícil ya que el texto
de esa crónica dice que se encontraba en agonía; le costó sudar sangre, quiso
abrir alguna oportunidad, transitar otra ruta para la redención del mundo, porque se sentía humano, pero
todos los caminos estaban cerrados, bloqueados por la voluntad de Dios, no
existían, solamente le quedaba el que lo llevaría al monte Gólgota.
Cuando se
trata de cumplir la voluntad de Dios es el tiempo de dejar de ser solamente un
platicador de las enseñanzas de Jesús, es el momento de vivirlas. La
voluntad de Dios aunque es difícil también es segura y lo mejor que puede
ocurrir en nuestra vida, sea dulce o sea amargo, sea aplaudido o sea
vituperado, nos exalte o nos humille, nos aplaudan o nos abucheen. Hágase poco caso a los que critican nuestra decisión o situación. No hace falta la aprobación de ellos. Si es segura
no merece que se tiente a Dios mostrando poca fe, con dudas, ni siquiera con preocupaciones, que se
esconden muy despiertas y tapaditas debajo de los insomnios. Es lo mejor pero no fácil, con todo y todo lo que dice el experimentado Pablo que es "agradable y perfecta" (Ro.12:2). La palabra griega se pudiera traducir también que es buena y "aceptable", para las cosas que se piensa que no tienen remedio. Se
necesita mucha gracia para hacer la voluntad de Dios, para aceptarla, no querer
cambiarla y estar a gusto y alegre con ella.
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