Cuando Satanás no movería ni un dedo
Mateo 5:21-26
"Oísteis
que fue dicho los antiguos: no matarás; pero yo os digo que cualquiera que se
enoje contra su hermano, será culpable de juicio".
Estas palabras están
fuertemente dirigidas a un contexto determinado (por su lenguaje) pero
demuestran que el evangelio es superior a la Ley de Moisés y la excede (v.20);
que Cristo es superior a Moisés. Moisés prohibió el homicidio pero Cristo
instaba para crear una fraternidad universal, no sólo para evitar los
asesinatos sino para reconciliar a los hombres entre sí. Dio por sentado que
todos somos hermanos y que no se debe practicar la religión a menos que nos
tratemos como hermanos sin ofendernos. Su visión no era crear una nueva
religión sino una nueva humanidad. Oh Dios que mis prácticas religiosas no
excusen mi falta de amor por el prójimo; que yo no sea más religioso que humano.
Amén.
Los judíos tenían tres penas capitales: decapitaban, el Sanedrín podía
condenarlos a morir a pedradas o en casos extraordinarios echados en el Valle
de los hijos de Hinnóm, o gehenna (Mathew Henry); que simboliza el infierno y
no debiera traducirse tal en este contexto, ni en vv.29,30 sino “gehenna” un
lugar que; es posiblemente la única vez que debiera traducirse literalmente sin
la explicación rabínica de morada de los muertos o de vida de ultratumba, o “…
es muy probable que nuestro Señor no quiera decir sino esto: si un hombre acusa
a otro de apostasía de la religión judía, o de rebelión contra Dios, y no puede
probarlo, entonces será acusado y condenado a la pena capital de ser quemado
vivo en lugar de su acusado. Se presentan tres clases de ofensas y cada una
excede en grado de culpabilidad y castigo a la otra” (Clarke).
Otro
asunto: Debieras bendecir a Dios porque active tu memoria cuando te hallas
próximo a pecar y especialmente cuando vayas a adorarle con hipocresías.
Debemos bendecir al Espíritu si dirige nuestra adoración para que con ella no
ofendamos al Señor ofreciéndole abominación. En el tiempo de la reconciliación,
cualquier pecado que nos recuerde la conciencia, debemos interrumpir la
adoración para hacer las paces con Dios o con el prójimo. Satanás no es el que
interrumpe la adoración de ese modo, sino la conciencia cristiana, porque él no
movería ni un dedo para que nos arreglásemos con nuestro hermano ofendido.
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