Conversando después de la predicación
Malaquías 3: 16
"Entonces los que temían a Jehová hablaron cada
uno a su compañero y Jehová escuchó y oyó y fue escrito libro de memoria
delante de él para los que temen a Jehová y para los que piensan en su
nombre".
CONVERSANDO |
Sí, la palabra del profeta no volvió vacía y algunos se quedaron
hablando con sus compañeros y comentando entre ellos sobre lo que habían oído y
sintieron deseos de animar a otros a obedecer la Palabra de Dios, especialmente
a esos a los cuales el profeta se dirigió. Es importante que los piadosos
conversen sobre la corrupción del clero y cómo remediarla, sobre el creciente
índice de divorcios y adulterios entre ellos y otras carnalidades que han hecho
sucumbir sus ministerios, sobre la apatía de la iglesia al palpar de primera
mano la infidelidad de sus líderes, los cultos cansones, la situación económica
de la iglesia, cuál su causa y sus posibles remedios, la vida cristiana de los
malos patronos y la situación legal, económica y espiritual de los
indocumentados y cómo extenderles una mano llena de amor para socorrerlos.
Todos esos fueron los temas de conversación que Dios oyó después de los
sermones de Malaquías y le agradaron esas pláticas entre hermanos que se
distinguían de los otros que se marchaban protestando o hablando sobre cosas
insulsas, películas, contándose chismes, o criticando lo que vieron alrededor o
escucharon desde el púlpito. Dios toma nota de todo lo que hablamos (Mt. 12:
36), y en especial después de los cultos. Señor que tu palabra nunca vuelva
vacía y después de las predicaciones y los servicios de oración cada uno se
quede hablando de lo que escuchó.
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