Espantosos tragos de amor
Meditaciones mañaneras
15 Noviembre
“Podemos” (Mt.20:22).
15 Noviembre
“Podemos” (Mt.20:22).
Es evidente que el Señor nos ha puesto y nos pondrá
en situaciones que son representadas por una copa llena de ajenjo y amablemente
nos pregunta, ¿podéis beberla? El la coloca en frente, nos pide que la bebamos,
pero espera a que en oración y sabiduría decidamos apurar su contenido. Algunas
veces nuestros ojos no se percatan qué es lo que pasa; es su copa y ella no se
va de ahí como quisiéramos, permanece en su mesa y sus ojos observan nuestros
movimientos hasta que venzamos la carnal repugnancia y alarguemos la mano de la
aceptación.
Es un gran privilegio padecer por Jesús, sufrir
conflictos y contradicción de pecadores, ser azotado por su Nombre y padecer
afrentas. Nuestra pobreza espiritual suele aconsejarnos verter su contenido,
endulzarla un poco, pero el Señor no espera que hagamos eso, sino que siendo
valientes la llevemos hasta nuestros labios y digamos: “Sea hecha tu voluntad
así en la tierra como en el cielo”. Los borrachos beben el licor del mundo en
el cual hay disolución, pero nosotros debemos beber las copas que el Señor nos
pone delante. Bien podemos gloriarnos con el número crecido que seamos capaces
de ingerir, son nuestra experiencia cristiana, el testimonio que tendremos para
alentar a otros con la consolación que recibimos mientras apuramos el espantoso trago de amor.
¿No hemos probado su fidelidad en muchos de esos sorbos
amargos? ¿No hay promesas que nos son muy queridas, porque han sido como la
roca que nos ha permitido reposo cuando mareados por el líquido divino casi
perdemos el paso, y pensamos que desfalleceríamos en la senda? Sabemos que
hemos bebido cosa mortífera y no nos hecho daño, el veneno que hemos tenido que
tragar ha sido muy amargo, repulsivo, desagradable en grado sumo, pero al fin nuestro espíritu lo
ha digerido y no ha resultado fatal. ¿Qué habremos de temer cuando de nuevo
tengamos que llevarnos a la boca igual contenido? ¿Podrá exterminar la vida de
nuestra alma aquello que en tiempos pasados no pudo? ¿Estamos más débiles
ahora?
Algunos dientes se han clavado en el talón de nuestra cabalgadura haciendo que como jinete caigamos atrás, pero, ¿qué fatalidad ha sido esa? Sabemos lo que es perder un caballo, morder el polvo, pero ningún hueso nuestro ha sido quebrado. ¿Podemos beber la copa que nos ha servido el gran Maestresala? ¿No es mejor eso, que la copa de la ira de su furor contra el pecado?
Algunos dientes se han clavado en el talón de nuestra cabalgadura haciendo que como jinete caigamos atrás, pero, ¿qué fatalidad ha sido esa? Sabemos lo que es perder un caballo, morder el polvo, pero ningún hueso nuestro ha sido quebrado. ¿Podemos beber la copa que nos ha servido el gran Maestresala? ¿No es mejor eso, que la copa de la ira de su furor contra el pecado?
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