Trabaja para que aumente


“Y a uno le dio cinco talentos, a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y se fue de viaje” (Mateo 25:15-17).


Evidentemente Jesús tanto como la iglesia estaban pensando en que en el ínterin de la ascensión de él  al cielo y su retorno, sus siervos debían trabajar para aumentar las riquezas de su reino, sugerida con la entrega del dinero en talentos. Pero no de dinero, damas y caballeros. El plan del Señor para la iglesia es  la multiplicación y en eso consiste el crecimiento de su fortuna. Almas e iglesias talentosas, influyentes y millonarias, cuando cada uno de sus siervos asume una responsabilidad y la desarrolla para que crezca, y lo que Dios depositó en sus manos aumente.

El Señor espera el crecimiento y el éxito porque conoce la capacidad o habilidad de cada cual y por eso le confía una porción de su negocio no sólo para no dejarlo al garete o abandonado sino para que en su ausencia no se detenga y cuando vuelva lo halle más bonito y aumentado. Lo que es contrario a sus deseos es una perenne holgazanería, la sola preservación de lo que se ha recibido como si con esa obligación de mantenimiento ya se hubiera hecho mucho.

El hecho de devolver lo que se ha recibido sin haber perdido un céntimo o un miembro, sin haber aprendido algo nuevo, una mínima mejora, le desagrada muchísimo porque si alguien tiene la capacidad y la oportunidad de aumentar ¿qué razón que valga tiene para no hacerlo? Ninguna.

Sus siervos, por decirlo de alguna manera, lo están sustituyendo personalmente, son sus representantes legítimos y los administradores de los misterios de su gracia. Al regresar Cristo espera que cada uno sea hallado fiel con una mejor fe y más de ella (1Co. 4:2); mejor amor, sin fingimiento; mejor esperanza, situada sobre mejores promesas ante todo el que demande una razón para sustentarla. La paciencia que alcance su obra completa; el gozo más en el Señor que en las cosas de este mundo. Más conocimiento con más experiencia que lo perfeccione y haga más efectiva, sólida y perdurable la labor.

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