Un pedazo de futuro
Hageo 2: 3, 4
"¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera, y como la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?".
Se refiere a aquellos ancianos con más de 80 años que habían visto el templo de Salomón, sus pilares, su mar, sus obras torneadas, su oro y plata. Dentro del gran número que había regresado por motivo del decreto del rey Ciro se hallaban esos longevos, que como cofres guardaban los bellos y tristes recuerdos de la patria y la obra del Señor.
Y por supuesto, cuando llegaron y compararon lo que conocían con lo que ahora quedaba de todo aquello, no pudieron evitar sollozar (Esdras 3: 12). Sería una escena triste ver esos hombres y mujeres (supongo) llorando con sus recuerdos y todavía pensando que sólo les quedaba un pedazo de su futuro. El Señor les hace ver que no es sólo llorar y consumirse con melancolías sino “trabajad porque yo estoy con vosotros” (v. 4).
El profeta les pide que se enfrenten a su pasado como haya sido, y se propongan darle alguna clase de continuidad. Les dice, “comparen lo que teníamos con lo que tenemos, lo mucho ayer y lo poco hoy, la gloria de nuestra historia y la insignificancia y humillación en el presente”.
Si podemos añorar el pasado y lamentamos el presente, ¿acaso no se puede hacer algo para mejorarlo? No es un mito poder volver a ser lo que fuimos, si nos convertimos, si Dios lo quiere y lo manda. Tal vez tengamos que expiar con muchos sufrimientos y trabajos nuestros pecados para romper los malos hábitos que hemos aprendido, volver a entusiasmarnos con aquello que hacía latir nuestros corazones ahora preparado para esas cosas, volver a tener visión (v . 9). Aquel nuevo templo arquitectónicamente fue inferior al de Salomón. Sin embargo el Señor les dijo que la gloria de ése sería mayor que la de aquel porque la gloria se la darían ellos edificando en condiciones más difíciles. La gloria estaba no en lo que obtendrían sino cómo lo obtendrían.
¿Los daños que ha hecho el pecado, los ha hecho definitivamente? ¿No podremos jamás reparar nuestras faltas, hacer las obras, las mismas, que hacíamos? (Apc. 2: 4, 5). Joven de Cristo, tú lleno de porvenir, dale estas palabras de esperanza a algún buen longevo de Cristo y dile que el Dios que está lleno de misericordias contesta afirmativamente que sí, aunque le quede sólo un fragmento de futuro.
¡Qué invitación a la reflexión!
ResponderEliminarQue Dios nos vuelva a El para volvernos, y nos dé la gracia para continuar diariamente sirviéndole en amor y santidad todos los días de nuestra vida.
Hermosa reflexión.
Dios le guarde en los méritos de Cristo.
Es bueno que yo oiga, siendo joven, que te guste leer una canosa reflexión.
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