Perdí la llave del libre albedrío y no quiero recuperarla
Zacarías 9: 12
“Prisioneros de esperanza” o como el Talmud
parafrasea, “esperanza de redención” porque eso es lo que esperaban los judíos
que volverían de la cautividad creyendo la Palabra. “Quiere decir que a
pesar de las aflicciones (Job 13: 15; Sal. 42: 5), y que con todo mantenían la
esperanza en que Dios cumpliría su pacto con ellos y eso en contraste con los
incrédulos que decían que no había ya esperanza (Jer. 2: 25; 18: 12). Habla de
aquellos judíos que esperaban en Dios (Jer. 31: 17) y no decían que la
esperanza estaba perdida (Eze. 37: 11)” (JFB). Y además de aquello esto me
suena a lo que dijo Pablo, que somos libertos del Señor y “esclavos de Cristo”
que es nuestra “esperanza de gloria” (Col. 1: 27).
Tápense los oídos los hermanos arminianos y óigannos
decir que somos prisioneros pero no de Babilonia, ni del mundillo de
ella, no del diablo que entra y sale a su gusto, porque hemos sido redimidos y
no vivimos ya allí sino en Jerusalén la celestial. Pero, y asómbrense, dentro
de esas murallas somos prisioneros y aunque no lo crean, libres y prisioneros
de amor, prisioneros de la fe y prisioneros de las doctrinas de
Jesucristo. Si hoy dijera “no creeré más en la existencia de Dios, me volveré
un ateo”, no podría porque un ejército de evidencias me arrollarían trayéndome
de nuevo a la celda de mi fe.
Si dijera “saltaré las murallas de la Santidad y
los muros de la Salvación”, tampoco podría porque lo que he visto desde allá
arriba me da asco, es feo, insustancial, y no quiero ser como los que habitan
abajo. Si dijera, “no leeré más la Biblia sino libros seculares y de otras
religiones” tampoco podría porque perdería mi tiempo y son más irreales que el
Santo Volumen de Dios, y si tomara en mis manos el Corán, como dijo Spurgeon,
desde sus primeras páginas se ve que es falso. Soy prisionero de la verdad.
Todo esto es la esencia de la doctrina de la perseverancia
de los santos. Aunque quisiéramos abrir las rejas e irnos no podemos
hacerlo porque la llave está sobre el hombro del Señor (Isa. 22: 22) y no la
poseemos, y la que tenemos, la del conocimiento, es para abrir las puertas de
la ignorancia de los pecadores (Mt. 23: 13), y ellas sólo abren las Escrituras,
el acceso al Paraíso, al Río de la Vida y al Árbol que se halla en medio. Somos
prisioneros y libres, no para hacer lo malo sino lo bueno. No tenemos la opción
de la apostasía porque la llave del libre
albedrío la echamos con nuestros pecados al fondo de la mar. Y no tengo
interés en recuperarla.
Solo puedo agregar al final del texto un eufórico, ensordecedor y rotundo ¡¡AMÉN!!
ResponderEliminarBendita doctrina de la Perseverancia de los Santos, es un tesoro maravilloso pero que está oculto a los ojos de los arminianos.
Solo cuando entiendes que la Salvación es de YHWH, dejas de temer por ella...
ResponderEliminarCuando discipulo a alguien que acaba de renacer y me manifiesta sus dudas, siempre le pregunto lo mismo, Amas a Dios? le quieres hasta el punto de renunciar a cosas que hasta hace poco considerabas irrenunciables? Le quieres más que a ti mismo, sin saber ni entender por qué?
Si la respuesta es favorable, la conclusión solo puede ser una: La Salvación es de YHWH...
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Estimado hermano pastor Humberto, nuevamente visitando su blog y reconfortando nuestros corazones por medio de sus publicaciones reflexivas. Que maravilloso es no solo saber sino vivir cada dia experimentando que somos propiedad del Señor y que como Pablo somos sencillamente esclavos y prisioneros de su amor, de su vida de su esperanza que gloria tan esplendorosa. Bendiciones!!!
ResponderEliminarGracias por escribir un comentario en mi blog, Pastor León, y que el buen Dios le ayude en su ministerio. Si alguna vez se ha sentido desanimado, como me ha ocurrido a mí, lea el comentario que hoy coloqué, prisioneros del desánimo. Abrazos.
ResponderEliminarAmigo Renton, buena tu tesis de prueba en base al amor que se siente por Dios; es mejor preguntar por el amor divino que por la fe, pero con esos frutos que tú pides. Indudable que la salvación es de origen divino, o como dices, pertenece a Jahvé. ¿Correcta la transliteración?
ResponderEliminarHola Aprendiz Reformado, me hago eco de tu ensordecedor amén.. Saludos y afectos.
ResponderEliminarHumberto:
ResponderEliminares mejor preguntar por el amor divino que por la fe, pero con esos frutos que tú pides
La gente no entiende cuál es el tipo de fe de la que se habla en la Biblia y piensa que con verbalizar que se cree en Dios es suficiente.
De ahí que cuando alguien me manifiesta sus dudas sobre la solidez de su fe, opte por hacer la prueba más determiante de todas: el Amor a Dios.
Hay fes en Dios sin amor, pero no hay Amor a Dios sin fe.
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Renton, esta frase es brillante y certísima.
ResponderEliminarHay fes en Dios sin amor, pero no hay Amor a Dios sin fe.
La voy a tener en cuenta siempre. Gracias por cooperar.
Ay hermanito, qué peligrosa y golosa es la Vanidad...
ResponderEliminarHinchado como un globo por la palmadita en la espalda de tu último comentario, entré en el blog -no a aprender como es lo que me corresponde- sino a dejar otra Perla de brillantez que me permitiera recibir otra adictiva palmadita...
Ya sabes, el globo de la vanidad se alimenta de gloria humana.
Pero Dios, que es rico en Misericordia, por Su gran Amor con que me amó, me agarró de los hombros, me agitó violenta y amorosamente y me hizo ver cuál es mi posición: la del pecador salvado por Gracia.
Vade Retro Vanitatis!
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Renton, aquí tienes unos apurados pensamientos.
ResponderEliminar1. Sé que tú lo sabes, que yo reconocí lo que tú has recibido. Y lo disfruté, y te lo dije, y lo volvería hacer.
2. Glorifico la gracia en los demás, alabé la que te dieron, y es tuya porque la has recibido. No es humildad negarla.
3. La mayoría de la gente critica, no aplaude, no se goza con lo que tienen otros, rompen no cosen, no reparan portillos, no hacen reír sino suspirar, no engendran sino matan, no edifican, destruyen. El odio tiene sus triunfos pero el amor engendra hijos. La envidia es una forma de odio. Y el odio es homicida.
4. A todo el mundo le gusta ser animado y ¿de qué modo si no se le da un vítor cuando triunfa? Cuando mi mujer cocina le doy gracias a Dios por la comida y le digo a ella lo bien que lo hizo. En muchos casos el silencio o es envidia o ingratitud.
5. Es bueno que sepas lo que has recibido, no más de lo que te dieron pero tampoco menos.
6. Disfruta los aplausos que le dan a los dones que Dios te dio. Y besa con gratitud al Señor porque los recibiste (en preferencia a otros). ¿Cómo lo harías si te acusas y recriminas?
7. Es obra del diablo matar con culpas las alabanzas al Señor.
8. Vayamos por el mundo animando y estimulando, no deprimiendo.
9. Haz, cuando otros ven algo de la gloria de Dios en ti, lo mismo que hizo Sara cuando oyó la promesa de su hijo, se postró reverente y sonrió.