Una Nueva Patria

“Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria” (Heb.11:14).

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Hoy escuchaba a un doctor hablar de cierto cáncer muy propicio a aparecer en los hombres sobre los 50 años y pensé, ¡quién sabe lo que me pudiera acontecer, lo que la providencia me tuviera reservado para sacarme de este tabernáculo! Pensé entonces en aquellas personas a las cuales se les ha notificado que tienen un mal incurable y cuyos días están médicamente contados. ¿Cómo habrán tomado la noticia? ¿Les temblarán las carnes, el insomnio los arrollará, el terror oscurecerá sus mentes? Entonces me acordé de Moisés, siervo de Jehová, de quien la muerte se dice que fue un beso de Dios y pensé que una enfermedad mortal es como la visa de un pasaporte para el cielo. ¿No nos alegramos mucho cuando vamos a viajar a un país lejano y la embajada nos visa el pasaporte para permitirnos la entrada legal?

Pues si aquí donde vivimos no es nuestra patria fija, sino que vamos a otra, ¿qué es una noticia de enfermedad incurable sino la visa de que se nos ha permitido ya la entrada al Soberano de los reyes de la tierra, a Jesús el Príncipe de paz? Somos cristianos, hemos sido peregrinos por años, hemos estado buscando esa patria a la cual se nos avisa que se nos ha dado pronta entrada, ¿por qué lamentarlo? ¿No sería mejor dar gracias porque pronto veremos cara a cara el rostro de nuestra Esperanza? ¿No anhelábamos una patria mejor? (11:16); pues si ya nos llega que iremos no para visitarla sino para radicarnos eternamente dentro de sus muros, ¿qué miedos son esos? ¿O es que estamos pensando demasiado en esta? (11:15). ¿Tendremos tan poca fe como para que si se nos da la oportunidad de volver lo haríamos? Si hoy se nos permitiera como a Ezequías vivir por muchos años más, ¿escogeríamos no ir junto al Señor? Venga entonces la muerte no como una enemiga sino como una mensajera suya que bondadosamente libertará nuestra alma de su cárcel para que viaje a la patria definitiva.

Comentarios

  1. Querido hermano: Pienso que una de las mejores formas de morir es cuando se nos anuncia que ya debemos de prepararnos porque pronto vamos a morir. Claro que digo esto, pero no olvido lo que conlleva el tener una enfermedad así.Por lo general, como seres humanos, todos deseamos una muerte rápida,en la cual no suframos, sino que sea algo sencillo y ¡listo! como un infarto al miocardio fulminante,pero, también es un privilegio -aunque no lo vea así- que Dios me diga: "prepárate, arregla tu casa porque pronto vas a morir" tal como se le dijo a Ezequías.
    ¿Cómo hemos de partir a nuestra patria celestial? ¡no lo sabemos!, pero creo que es buen tiempo para que hagamos todo lo que necesitamos hacer para que después no nos encontremos que todavía no hemos "hecho nuestras maletas" y ya llegó el tiempo en que debemos de partir.
    Excelente post mi pastor.

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