Si no Sabe Chino ni Alemán no diga Amén
“Si yo oro en lengua
desconocida mi espíritu ora pero mi entendimiento queda sin fruto” (1Cor.14:14).
Hay que orar con los
labios y con el cerebro. Si el entendimiento no se ejercita la edificación es
nula. Póngalo a prueba con las oraciones silentes. Ore mentalmente sin mover
los labios y a los pocos minutos ya sus pensamientos andan por lugares secos.
Se puede orar hasta en voz queda pero ligeramente perceptible, que uno se pueda
oír un poco como oraba Ana (1Sa.1:12-14). Esta mujer no hubiera podido orar
largamente si no abre un poco la boca; y aún de rodillas hubiera estado
pensando en otras cosas. Dependemos del idioma para darle fruto al
entendimiento. Las oraciones silentes están condenadas a la brevedad y muchas
de ellas no llegan al amén. Una oración audible vale para edificación más que
mil oraciones mudas.
Cuando el Señor
enseñó a sus discípulos la práctica de la oración no fue la oración mental sino
la audible, que ellos mismos pronunciaran sus palabras, que se oyesen a sí
mismos al orar. Si lo que digo no es completamente cierto ¿por qué nos envió a
los aposentos y que cerráramos la puerta? No sólo para que no nos vieran
postrados y pensaran que queríamos ser vistos sino para que no nos oyeran
hablar con Dios. Y ¿por qué Jesús se distanció como un tiro de piedra de sus
discípulos más íntimos para suplicar en el huerto? Claro está, para que no le
oyeran gemir con temor reverente ni le vieran llorar.
Sin despreciar la oración
silente como algo inservible debemos preferir aquella en que podemos ser oídos
nosotros mismos. Todo este argumento a favor de usar el propio idioma es para
afirmar que si oye orar alguno en una lengua extraña, en idioma desconocido, en
cuanto a bendición, se queda con menos provecho que si orara sin abrir su boca.
Si usted no entiende
chino no ore en chino ni diga amén a quien ora en chino, y si no hay ningún
chino en la iglesia no permita que oren en chino; si no sabe alemán y no conoce
en la iglesia a nadie que lo sepa, no deje que oren en alemán; y si alguien
dice que habla algún idioma angélico y no vinieron al culto Miguel ni Gabriel
que son los únicos nombres de ángeles que conozco, pídale al susodicho que sabe
el idioma de ellos, si es que tienen otro que no sea español, que por favor no
se luzca delante de los otros pobres terrícolas que no lo entienden porque si
el entendimiento no es edificado, olvídelo, el espíritu tampoco.
¡Muy bien pastor! Disfrute mucho su comentario. Veo, si no me equivoco, que hiciste una conexión sutil al hablar en lenguas en los cultos. Pensando en mi experiencia cristiana, puedo decir que todos los casos que yo he confrontado sobre el hablar en lenguas, han sido fabricaciones y engaños. Pienso que ya ese “milagro” no es necesario para nuestra época nueva testamentaria. ¿Qué piensa usted?
ResponderEliminarExactamente, Ifdy.
ResponderEliminarMuy bien felicidades hermano Humberto encontre este blog gracias al post del hermano Eduardo de su blog Sujetos a la roca, ha sido de mucha bendicion, ojala muchas iglesias entendieran este concepto de oracion...
ResponderEliminarOjalá, Karina, gracias por tu comentario.
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