El Exito de un Joven
¿Cómo pues haría yo este grande mal y pecaría contra Dios? (Gen.39:9).
La mujer de Potifar no contestó esa pregunta. Por su insistencia cada día sobre el joven José, aquella razón no la convenció. No le importaba que hicieran mal y que fuese “grande”. Le importaba poco traicionar a su marido, romper su voto de fidelidad, cubrir de vergüenza el nombre de sus hijos y desacreditarse ella misma delante de las sirvientas y empleados de la casa. Y aún menos de peso era que José hablara de que “pecaría contra Dios”. Para ella pecar no tenía importancia con tal de satisfacer su codicia, esa razón espiritual para ella no tenía ningún valor, no conocía lo que era pecado, no tendría ningún cargo de conciencia al respecto y viviría feliz después de haber consumado el hecho.
Pero para el joven hebreo era distinto. Si uno lee lo que hay escrito delante de esta pregunta verá que la confianza que Potifar había depositado en él, pesaba mucho. El no podía traicionar aquella confianza, tenía que ser leal a su jefe y quizás ya amigo. No, no podía aceptar dormir al lado de aquella dama que lo provocaba, ni siquiera una noche, ni un solo minuto, ni aunque ella se le ofreciera, ni regalada. ¿Cómo respondería luego a su conciencia habiendo engañado a un amigo? ¿Cómo le miraría más tarde el rostro sin avergonzarse y despreciarse a sí mismo?
Y por encima de todo eso, ¿cómo pecar contra el Dios de sus sueños, contra aquel Dios que lo había acompañado en sus momentos de tristeza, traición y abandono? ¿Qué pasaría desde ese momento en adelante con el propósito que sabía que el Señor tenía para él? ¿Se inclinarían los manojos delante de él? (Gen.37:7). ¿Se inclinarían el sol, la luna y las once estrellas en su presencia saludándolo y reverenciándolo? (37:9). No, él sabía que no. No podía cambiar su futuro brillante ya profetizado por una noche carnal. Tiene que ser fiel, dejar que el Señor continúe con el gran plan de su vida. En no pecar y ser leal estaba su éxito.
Me encantó este post. Creo que la vida de José es el gran ejemplo,a más de la de nuestro Señor Jesús, para demostrar la forma en que uno puede huir de las pasiones juveniles.
ResponderEliminarQue Dios sea siempre el primero en nuestra mente y acciones y que no sólo sea el primero, sino que la ocupe ¡toda!
Saludos hermano.
Alguien alguna vez dijo: "Dios podría darle a Jose otra túnica, pero no otra conciencia" ¡Oh Señor que cada dia seamos conscientes de tu omnipresencia!
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