Remolones

Todo lo que te viniere a la mano para hacer hazlo según tus fuerzas (Ecl.9:10).

__________________________________________________

Nuestra vida es breve y podemos hallarnos predestinados a pasar solamente un corto tiempo en este mundo. Ese día mortal llegará y ya no se oirá más nuestra palabra amable, ni el discurso santo, ni la exhortación fraternal. Los hermosos pies de los que anuncian las buenas nuevas de salvación estarán fríos, rígidos. Se secó la hierba, se marchitó la flor, se deshojaron los pétalos. Estamos inertes.


No podremos alargar ni un solo día al de nuestra muerte, aquel día que él ha fijado en su voluntad no podrá ser dilatado, entonces hay que moverse rápido antes que lleguemos y lo que podamos ahora hacer por el Señor hacerlo con fuerza, del mejor modo, con todo vigor, empleando la máxima energía.

Si nuestro trabajo consiste en planear y organizar, planear y organizar con fuerza, si es pensar, pensar alto, si es sentir, sentir hondo, si exhortar, con muchas exhortaciones, si es dar un discurso, alargarlo como Pablo hasta el amanecer, si es alzar los brazos en santa intercesión mientras otros pelean contra Amalec, con todas las fuerrzas, hasta que se nos caigan.

Si cantamos salmos, por favor sin discursos introductorios, y estemos bien afinados y con buen tono porque sonidos disparejos no gustan a Dios ni a los hombres, si tañemos el arpa o la guitarra, ampliemos el repertorio porque David y Jedutún quieren para Jehová cántico nuevo, o no lo meten en sus colecciones, si somos porteros como Mardoqueo tengamos los oídos abiertos, porque un par de sediciosos pueden estar conspirando para apuñalar por la espalda al pastor Asuero, si segamos en la vid de Booz, fijémonos como lo hace Rut la moabita que no se toma ningún refrigerio, si Jesús nos ha hecho pescadores de hombres, boguemos mar adentro de la barriada y echemos una y otra vez las redes en las profundidades de los barrios bajos, si nos pidieron que encendiéramos las lámparas del santuario lleguemos a tiempo antes que los primeros adoradores, que se pueden molestar y protestar con razón si la puerta del tabernáculo está cerrada y el santuario oscuro, coloquemos los panes de la proposición en perfecto orden, cada cosa en su lugar. El Señor no mira complacido un trabajador remolón ni un instrumento oxidado por el desuso.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Hiel de Betel, mal padre

Neginot y Seminit

El altar de tierra