Si las enseñanzas de Jesucristo perjudican el negocio, que se vaya
MATEO:
8:28-34
“Cuando
llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos, vinieron a su encuentro
dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que
nadie podía pasar por aquel camino. Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con
nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de
tiempo? Estaba paciendo lejos de ellos un hato de muchos cerdos. Y los demonios
le rogaron diciendo: Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de cerdos.
El les dijo: Id. Y ellos salieron, y se fueron a aquel hato de cerdos; y he
aquí, todo el hato de cerdos se precipitó en el mar por un despeñadero, y
perecieron en las aguas. Y los que los apacentaban huyeron, y viniendo a la
ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había pasado con los endemoniados. Y
toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que
se fuera de sus contornos”.
Estaban
tan oscurecidos que cuando una pequeña luz les resplandeció ante los ojos,
quisieron que se apagara, escogieron seguir viviendo en la noche, siendo
inmundos, con los diablos, búhos, murciélagos y muchos cerdos; pero vieron que
la luz como el rayo, alumbra y mata. Con el primer indicio del evangelio, de
Jesús, del Espíritu Santo, de la iglesia, del cielo, cierran las puertas como
si viniera una fatalidad. Dijeron: "Así estamos bien, nos acostumbramos,
no nos hace falta nada mejor”. Le dijeron a Jesús, "por favor vete de
nuestras fronteras, de nuestros contornos, no queremos la influencia tuya;
haces bien, pero nos perjudicas, la transformación de las personas perjudica
nuestro negocio". Y Jesús se marchó. No volvió más. (Hch.19:23-27).
Y
la población volvió a ser como antes, siguió en su rutina, los ladrones
minando, los adúlteros adulterando, las rameras vendiendo sus cuerpos, los ebrios
en las tabernas, los jugadores en los casinos, la prensa liberal buscando el
pecado de los ministros y oponiéndose a la fe, los alcaldes aceptando
sobornos, la prostitución reconocida, las clínicas de abortos recibiendo a
niñas embarazadas, los políticos corrompiéndose, y en fin, el cristianismo
pasando malos ratos con los nuevos escándalos de los tele-evangelistas y los
sacerdotes abusando de niños.
Cada
día se hace más difícil la evangelización porque la gente descreída no confía
en los predicadores y los tilda de manipuladores y aprovechados, y la sociedad
está de acuerdo que le cierren las puertas a Jesús y se le eche de la vida
pública, los colegios, de los medios de difusión masiva y de la educación
familiar. La economía es más importante que él, y si las enseñanzas suyas
perjudican la manteca de puerco, los chicharrones y los bistecs fritos,
entonces que se marche y no vuelva más por ahí.
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