Nos desvelamos por pequeñísimas cosas a veces imaginarias
SALMO 3:5; 4:8 “Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba”. “Me acosté y me dormí porque Dios me sostiene” (BTX). “En paz me acostaré y me dormiré porque tú Dios me haces vivir confiado”. David, aun dentro de una cueva podía dormir confiando en la presencia de Dios, no porque tuviera algún ángel de guardia a su lado. Yo nunca pienso que hay ángeles junto a mi cama, aunque no se los prohíbo, pero me asustaría si viera uno; y ¿cómo podría distinguir que no es el diablo disfrazado como ángel de luz? (2 Co.11:14). Algunos fundadores de sectas heréticas han afirmado que un ángel les ha dictado sus libros. Tampoco hay ángeles niños. No sueño con los angelitos, que son ellos los que me sustentan, ni dentro de mi casa, yo pienso que es Dios quién está ahí...he aprendido a no confiar en los ángeles porque el mismo Dios notó necedad en ellos y no les tiene confianza (Job 4:18), ni me relaciono con ellos, ni les envío cartas, ni menos en “angelitos femeninos”, ...