Simplona franqueza, como en You Tube, verter todo lo que se tiene dentro
JOB 7:6-21
“Por tanto,
no refrenaré mi boca; hablaré en la angustia de mi espíritu, y me quejaré con
la amargura de mi alma”.
Job habla
con Dios sobre la brevedad de su vida para que él se la cambie (vv.11-21). Uno
esperaría una oración corta pero no es así; nota que es una gran queja y
argumenta largamente con Aquel que puede cambiar su situación. ¿Pueden los
hombres devolverles los hijos muertos, la fortuna y la salud perdidas? Esta
oración parece tomada de su diario y leída a sus amigos o recitada en versos
delante de ellos, o incluida posteriormente cuando editó su libro. Aquí admite
lo que niega a sus amigos: que es pecador y afirma lo que a ellos no les
acepta: que sus desgracias están conectadas a sus iniquidades (v.21).
¿Qué es eso
de formar grupitos cristianos y verter como aguas todo lo que traen dentro? ¿No
esconde esa simplona franqueza las larvas de la carne y lascivia? ¿No promueve
una enfermiza curiosidad? ¿No elimina esa confraternidad los necesarios
alientos de inspiración del buen modelo? ¿Cómo puede inspirarnos una vida que
vemos y palpamos que es tan tierra como la nuestra? ¿No le da eso asco? ¿No es
como un rodeo de regreso a la “confesión auricular” que se le hace a los curas
católicos? ¿No sería mejor meditaciones bíblicas, alabanzas y oración? No
veo ningún resultado, a no ser siquiátrico, sentarse dentro de un grupo, sin
lágrimas en los ojos, o haciendo pucheros y gimoteando, y enseñarles los
trapos de inmundicias a los demás. Santiago no aconseja que se haga eso,
él se refiere a que, si alguien peca contra otro, confiese el pecado a ese otro,
no a otros, que quieren enterarse (Sgo. 5:16).
No tenemos
que ser tan francos con los curiosos como lo somos con Dios. El necio es a
quien le gusta enseñar todo lo que hay dentro de su corazón y las intimidades
familiares, y hasta pondría una cámara de video en su hogar y la instalaría en YouTube
para ser el centro de atención de todo el mundo, vean lo que vean (Pro.18:2).
Job no hizo eso, no desnudó su alma frente a sus amigos, y les dijo a sus
impertinentes visitantes muchísimo menos de lo que le dijo a Jehová. Y los dejó
con las ganas.
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