Simplona franqueza de verter todo lo que se tiene dentro
Job 7:6-21
“Por tanto, no refrenaré mi boca; hablaré en la
angustia de mi espíritu, y me quejaré con la amargura de mi alma”.
Job habla con Dios sobre la brevedad de su vida para
que él se la cambie (vv.11-21). Uno esperaría una oración corta pero no es así;
nota que es una gran queja y argumenta largamente con Aquel que puede cambiar
su situación. ¿Pueden los hombres devolverles los hijos muertos, la fortuna y
la salud perdidas? Esta oración parece tomada de su diario y leída a sus amigos
o recitada en versos delante de ellos, o incluida posteriormente cuando editó
su libro. Aquí admite lo que niega a sus amigos: que es pecador y afirma lo que
a ellos no les acepta: que sus desgracias están conectadas a sus iniquidades
(v.21).
¿Qué es eso de formar grupitos cristianos y verter
como aguas todo lo que traen dentro? ¿No esconde esa simplona franqueza las
larvas de la carne y lascivia? ¿No promueve una enfermiza curiosidad? ¿No
elimina esa confraternidad los necesarios alientos de inspiración del buen
modelo? ¿Cómo puede inspirarnos una vida que vemos y palpamos que es tan tierra
como la nuestra? ¿No le da eso asco? ¿No es como un rodeo de regreso a la
“confesión auricular” que se le hace a los curas católicos? ¿No sería mejor
meditaciones bíblicas, alabanzas y oración? No veo ningún resultado, a no
ser siquiátrico, sentarse dentro de un grupo, sin lágrimas en los ojos, o
haciendo pucheros y gimoteando, y enseñarles los trapos de inmundicias a los
demás. Santiago no aconseja que se haga eso, él se refiere a que si
alguien peca contra otro, confiese el pecado a ese otro, no a otros, que
quieren enterarse (Sgo. 5:16).
No tenemos que ser tan francos con los curiosos como
lo somos con Dios. El necio es a quien le gusta enseñar todo lo que hay dentro
de su corazón y las intimidades familiares, y hasta pondría una cámara de
video en su hogar y la instalaría en youtub para ser el centro de
atención de todo el mundo, vean lo que vean (Pro.18:2). Job no hizo eso, les
dijo a sus impertinentes visitantes muchísimo menos de lo que le dijo a Jehová.
Y los dejó con las ganas.
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