Preparado para la insistencia, el éxito le tomará diez etapas
Éxodo 4:1-9
“Y sucederá que si no te creen ni te escuchan a la
primera señal, te creerán a la segunda señal. Y sucederá que si no te creen a
estas dos señales ni escuchan tu voz, tomarás agua del Nilo y la derramarás en
tierra seca. El agua que tomarás del Nilo se convertirá en sangre sobre la
tierra seca”.
El Señor le advierte la posibilidad que una primera
lección fuera insuficiente y no tan poderosa como para que ellos la aceptaran.
No por insuficiencia en la calidad de lo que se les dijera o vieran sino
en la cantidad, porque desde el origen de la humanidad la incredulidad
tomó cautivo el centro de la personalidad humana y todos sus accesorios.
Especialmente los sentidos. Quizás por eso nuestro Señor reunió a más
de quinientos testigos para que le vieran resucitado y ascender al cielo,
tal vez por eso estuvo cuarenta días con ellos, les apareció muchas veces y los
invitó a usar todos los sentidos, incluyendo el tacto, para que creyesen
y no fueran incrédulos (Jn.20:27).
Por eso dejó que preservaran un poco de maná
en una urna dentro del arca, la vara de Aarón que floreció y Cristo que
recogieran las doce cestas de pan, porque conocía la debilidad de los sentidos
humanos para creer. El Señor sabía lo que pasaría, mas se lo dice así para que
se vaya preparando para la insistencia, ya que el éxito le tomará diez etapas.
No son nuestros sermones deficientes en calidad sino que hay que predicar más,
ciento veinte años antes que el agua, como un diluvio, desborde la ciudad
(Ro.15:19-21).
Insiste Moisés, Pedro, Jacobo, Juan, Andrés, tú y yo.
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