Pueden decir que dio a luz un nieto, pero es un hijo
Lucas 1: 58
"Y sus vecinos y parientes oyeron que el Señor había demostrado su gran misericordia hacia ella; y se regocijaban con ella".
Aquí tenemos un caso para reflexionar sobre el control de natalidad; ojalá yo pudiera traerles cifras estadísticas sobre el tema, aunque de todos modos la fuerza de mi argumento no la tomaría tampoco por ellas. Mi propósito consiste en que miremos a nuestros hijos como misericordias que Dios ha tenido con nosotros. Cuando Dios nos da un hijo, engrandece para con nosotros su misericordia. Nosotros, ciudadanos modernos que planificamos la familia, quizás no tengamos que arrepentirnos del modo en que hemos limitado el número de hijos, pero más allá de eso sí es posible que la conciencia nos reproche nuestra falta de fe. Hemos perdido misericordias del Señor por no haber querido tener más hijos.
El alegato de pobreza si aumenta el número de hijos no sé cuán verdadero o justo es, más los que parecen muy pobres porque han tenido una familia larga, pueden que sean tan pobres no porque engendraron muchos hijos sino porque trabajaban poco o gastaban su dinero en pecados. Estas dos cosas, si no soy injusto por mala información, pudieran ser las mayores causas de hambre en la familia más que la cantidad de hijos que mantener. Los vecinos y parientes dijeron que Dios había engrandecido su misericordia para con Elizabeth porque le había dado un hijo, que a su edad hoy parecería que dio a luz un nieto. ¿Y si muchos? Los amigos de Elisabet creen que es una bienaventuranza llenar de flechas la aljaba, o sea la casa con hijos que gritan, se pelean, cuestan dinero y no permiten a la madre tener un trabajo fuera de casa (Sal. 127: 4, 5). Pero cada uno de esos rapaces es un tesoro.
Dios me ha dado 4 hijos, y cuando estaba embarazada de la Esperanza - la última - la gente me miraba con discreción, como diciendo "Cómo te las vas a arreglar". Incluso, fue tanto la conmoción de haber quedado embarazada por cuarta vez, que hasta yo no quería decírselo a mi familia, porque me adelantaba a lo que ellos podrían estar pensando de mí.
ResponderEliminarAhora estoy sin empleo y por medio de la providencia divina no nos ha faltado nada. No tenemos para darnos grandes lujos pero lo esencial para vivir no nos falta.
Son momentos duros, y a veces pierdo la esperanza, pero luego vuelvo a animarme y a pensar que Dios nunca nos ha desamparado.
Saludos.
Viviana, un ramillete de cuatro hijos, de una mujer cristiana, espejo de las doctrinas de la gracia, es como un ramo de rosas, y de lirios, puesto por Dios que adorna su maternal pecho. Felicitaciones por tu bella prole. Feliz navidad.
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