Ora por tu hijo muerto

Quiero decir, muerto en delitos y pecados...

 “Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre” (Lucas 7:14, 14)

¿Has perdido toda esperanza espiritual con tu hijo y no ves el día en que viva una vida nueva? Mira cómo resucitó a este muchacho. Todo comenzó 

(1) con la compasión de Jesús; no exactamente por el hijo sino por ella; recuerda a la mujer sirofenicia que comienza pidiendo misericordia por ella. Tú eres la que estás sufriendo, tú eres la que lo estás pidiendo. No pidas su resurrección por el futuro de él. La gente piensa que un niño o joven no debe morir porque tiene toda la vida por delante. Nadie tiene toda la vida por delante, toda la vida la tiene Dios. Simplemente dile a Dios que tenga compasión de ti porque lo amas 

(2) en segundo lugar lo que tú pides para tu hijo sólo lo puede hacer el Señor. Es demasiado el cambio para que un sicologuillo o un consejero pueda hacerlo 

(3) en tercer lugar pide al Señor que los que acompañan a tu hijo muerto sean detenidos. Ora por las compañías de tu hijo muerto. Pide al Señor que cesen ellos de arrastrarlo al cementerio, que se se-paren. Es preciso que ellos cesen. Jesús detuvo la procesión del cadáver. Todos los que lo llevaban se detuvieron. Es preciso que los que llevan al joven muerto se detengan, que se detenga el ambiente, se detenga la pandilla. 

(4) y después que viva ¿qué?  "Lo dio a su madre"; no lo resucitó para hacerlo apóstol y maestro; sino para entregarlo a su madre. No le dijo: "Yo lo resucité y ahora es mío". Será suyo pero en otra forma, será su discípulo, será cristiano, será santo, pero ahora es más hijo tuyo porque muerto era y ha revivido. Le quiso decir: "Ahí lo tienes, es para ti; te lo devuelvo mejor, vivo, sabrás enseñarle la vida que le di, cómo emplearla y lo que yo he tenido que ver con él y contigo". Yo le doy la vida, tú le darás forma.

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