El triunfo del monergismo
Lucas 7:30
“Mas los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, no siendo bautizados por Juan”.
Desecharon la “voluntad” de Dios porque quisieron, nada de arrepentirse ni de bautizarse ¡y ya!, eso a nadie le importa. No quisieron cooperar con el mensaje de Juan. Si lo acompañaba el Espíritu Santo, tampoco, no lo ayudaron y le dijeron rotundamente que no, que de bajar al agua, de eso nada de nada. Tenían derecho a no arrepentirse y nadie podía negárselo.
Les gustaba lo que estaban haciendo y no deseaban hacer ningún cambio, y honradamente, pensaron, “ni queremos ni podemos, y ¿por qué vamos a cambiar, dejar de hacerlo y meternos en el agua?”.
Aunque les hubiera Dios pedido que le echaran una mano para modificarlos, no se hubieran comprometido porque si por un tiempo lo ayudaban a cambiarlos, más tarde o temprano dejarían de hacerlo porque extrañarían cómo eran, lo que habían dejado y desearían volverse. Así que en resumidas cuentas, eso que llaman: sinergismo, para ellos era un cuento fantástico que lo han inventado como si en verdad quisieran cooperar con Dios en arreglarlos, y como si necesitaran arreglos.
No querían meterse en ese problema y desecharon los designios de Dios porque era mejor decirles que no que decirle que sí y que luego cuando se les acabara todo el “potencial humano”, abandonarlo. Si Dios quería hacer algo por ellos no debía pedirles permiso ni colaboración y encargarse él de todo el trabajo de cambios, reformas y sustituciones y mostrarse perseverante y vigilante porque si no los pastorea con vara de misericordia harán todo lo posible por imposibilitarle el trabajo, retardárselo, desanimarlo para que lo abandone; en fin, de cabo a rabo la obra de convertirlos en “santos y fieles en Cristo Jesús”, tiene que ser ejecutada solamente por él, cambiándole el querer como el hacer por su buena voluntad.
Un Dios que amoroso y cortés que les pida permiso y colaboración no lo respetarían, y seguro que a mitad del trabajo dejaría la obra inconclusa y tiraría la toalla, o la Biblia, digamos. Tiene que venir y sin muchos remilgos operar por su cuenta, porque si así no lo hace les dirán que no, cuantas veces les apetezca y les pedirán que se conforme con un trabajo medio humano y medio divino, medio carnal y medio espiritual, y si no le gusta, ya sabe lo que tiene que hacer, buscarse otros y no imponerles sus designios.
Ellos lo sabían y él lo comprendía desde siempre, que La “Ciudad de Alma Humana”, como dijo Bunyan, tiene que ser asaltada con violencia y tomada sin la colaboración del alardoso libre albedrio, a quien hay que quitarles todas las ínfulas de inmediato y hacerlo vasallo, sin el sinergismo de los enemigos que se esconden dentro de ella, al contrario, llevándolos a todos cautivos a la obediencia a Cristo en un gracioso y solitario monergismo.
Humberto:
ResponderEliminarUn Dios que amoroso y cortés que les pida permiso y colaboración no lo respetarían
lol!
Estos días estoy escribiendo una entrada sobre un escrito mariano de Benny XVI que hace así,
Cuando Dios decidió hacerse hombre en su Hijo, necesitaba el "sí" libre de una criatura suya.
Dios no actúa contra nuestra libertad.
Y sucede algo realmente extraordinario: Dios se hace dependiente de la libertad, del "sí" de una criatura suya; espera este "sí".
San Bernardo de Claraval, en una de sus homilías, explicó de modo dramático este momento decisivo de la historia universal, donde el cielo, la tierra y Dios mismo esperan lo que dirá esta criatura.
El "sí" de María es, por consiguiente, la puerta por la que Dios pudo entrar en el mundo, hacerse hombre.
El objetivo de todo esto es convertir lo normal en excepcional para así encontrar la excusa necesaria para glorificar a la hermana.
No obstante, recuerdas que Pablo se pone como ejemplo de los que habrían de creer?
Y recuerdas cómo fue su conversión?
Nada de corteses peticiones de permiso, nada de una tierra y cielo cruzando los deditos a la espera de que la criatura diga Bueeeeeno... dejo que me salves.
Todo esto es terrible, porque convierten un acto de Misericordia, en una vulneración de la libertad humana, sin comprender que no hay tal libertad, pues el hombre es esclavo de su pecado y tiene la voluntad cautiva al príncipe de este mundo.
Gracias Renton porque me ilustras con esos comentarios desde dentro de un contorno, al menos periférico, católico. Hay hombres inteligentes que creen esas esas invenciones humanas; y en cuanto a que somos salvos por nuestro consentimiento, la experiencia franca de un “verdadero israelita en el cual no hay engaño” como Natanael, lo niega; si no fuera porque Jehová lo ha evitado tantas veces hubiéramos cruzado el Mar Rojo de regreso a los puerros y carnes de Egipto, aunque fuera a nado. A no ser que nos hayan pasado 40 años en el desierto y ya viejos preferimos maná a esos ajos.
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