Desalojo y reforma urbana


Pido disculpas por no actualizar la entrada en varios días, sé que ya ese pan está viejo y mohoso como el de los antiguos gabaonitas, pero como me he cambiado de residencia he tenido problema con la instalación del internet. Lo siento. Aquí en su lugar he puesto dos panes de la proposición. Ojalá les guste si usted tiene paladar para de vez en cuando ingerir un poco de reflexión social.

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Desalojo y reforma urbana

Miqueas 2.9

“A las mujeres echasteis fuera de sus casas que eran su delicia”.


Toda mujer debe tener derecho a tener comida y una casa. Sustento y un techo. Y por supuesto, un buen marido e hijos triunfadores. Vea cómo el profeta protesta porque les quitaban sus casas quizás porque no podían pagar sus deudas; las compraron con toda la buena intención del mundo con la esperanza de pagarla en 30 años, pero vino la recesión y se quedó sin trabajo el marido que traía el mejor sueldo y no hubo más remedio que llenar un formulario de bancarrota. Las que más lloraron fueron las amas de casa, y los niños detrás de ellas.

Volviendo a la antigüedad. Nota el daño que les hacían a las mujeres que amaban tanto sus casas. El Señor se las dio y la sociedad se las quitó, sin piedad ninguna y tal vez por medios fraudulentos. Además por implicación los niños pasarían trabajo, serían hundidos en la pobreza por el desalojo y se les vería harapientos; el texto hebreo no contiene eso de “perpetua alabanza” sino que la palabra significa gloria, ornamentos, majestad; quiere decir sus ropas bonitas, bien vestidos; y eso es lo que quiere Dios, que las mujeres tengan sus casas y ¡cómo las disfrutan! (el deleite de ellas, su hogar) y en los niños se note el cuidado de ellas y la prosperidad de la familia. Amén. Todo eso quedaba atrás por el pecado de los gobernantes y jueces codiciosos.

Pero no sólo se puede acusar de robo a los malos capitalistas sino a otros individuos que trabajan con la hoz y el martillo, aunque ¡no, ellos no!, ellos ordenan, reparten y quitan; triunfan por los tiros o por el voto del engaño, les quitan las casas a los que con negocios limpios y trabajo duro las han comprado y se las entregan a holgazanes o pobres honrados que no saben cómo mantenerlas; y así las distribuyen entre ilegítimos propietarios que a cambio les van entregando los pensamientos y la libertad, y que a la postre nominalmente se quedarán en sus mansiones, pero los completos propietarios son los que se las dieron porque han dictado leyes contra la herencia familiar; y además hay que añadir que ellos mismos serán propiedad del gobierno, sí, sus personas, desde un pelo hasta las uñas.

En este mundo hay de todo, señores, y sépase usted que si juzga esto como intromisión en lo que no corresponde, que Dios se interesa por la economía, la política, el desalojo y lo que mentirosamente llaman “reforma urbana” “reforma agraria” o “cambios”. Y no llevan razón los que disienten de esto por filosofías sociales, libros de economía y bonitas teorías, pues yo conozco este asunto por más de medio siglo de experiencia.


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