Consulta a los Muertos

Si algún lector de este blog vive en Manassas o en Vienna, y quisiera que mi esposa y yo comenzáramos un estudio bíblico semanal en su hogar, escríbame a hperez@humbertoperez.net

___________________________________________________________________


“Y cuando os dicen: "Consultad a los que evocan a los muertos y a los adivinos que susurran y murmuran al hablar", responded: "¿Acaso no consultará un pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos a favor de los vivos? ¡A la ley y al testimonio! Si ellos no hablan de acuerdo con esta palabra, es que no les ha amanecido” (Isa 8.19,20).


Siempre los espiritistas, santeros, adivinos, han sido una alternativa sugerida por el diablo y afirmada por hombres ignorantes, que a la verdad revelada por Dios le oponen resistencia y le hacen competencia. Hombres y mujeres infatuados que pretenden hacer lo mismo que los siervos de Dios pero de forma fraudulenta y mentirosa. Como Janes y Jambres, los hechiceros egipcios, resistieron a Moisés, así ellos resisten a la verdad, inventan de sus propios corazones y hacen señales perversas para atraer detrás de sí a todos los que oyeron la palabra de verdad pero no la amaron para ser salvos. Dios les ha dado a esos hombres un poder engañoso para que crean sus mentiras por cuanto sus discípulos no amaron la verdad revelada cuando la oyeron.

En nuestro texto el Señor nos anima a rechazar la superstición de los espiritistas, psíquicos, santeros y adivinos, por esa misma razón, son supersticiones y a lo sumo engaños sutiles y muchas veces sofisticados. Un ejemplo de eso es la consulta a los muertos. El pueblo, privado sus ojos de la verdad y guiado, como dice Jesús, por guías ciegos, caía en ese hoyo de superstición; estando ausentes de la verdad limpia y luminosa bajada del cielo, se entregaba a todo esas prácticas obscurantistas paganas, sin una gota de verdad ni la más mínima posibilidad de comprobación.

Nota cómo fingen aun al hablar, “susurran y murmuran al hablar” fingiendo piedad y espiritualidad, haciéndose santos y pretendiendo ser superiores en espíritu y en capacidad al resto de la gente; como si al conversar con sus ingenuos interlocutores ya estuvieran en comunicación con los solicitados seres del otro mundo, cuchicheando mensajes para y desde ultratumba; y extendiendo la mano para recibir la paga de la consulta.

El profeta reafirma la suficiencia de Dios en estas materias. Si alguno quiere conocer algo, si desea conocer la verdad sobre cualquier cuestión o desea alguna ayuda espiritual no tiene que interrogar a los muertos, ni ir a dejar dinero a una casa de adivino o espiritista, le basta con la ley y el testimonio, con la palabra revelada de Dios. Nos advierte que si alguien se opone y dice lo contrario, “no le ha amanecido”, no tiene luz espiritual, es un ignorante. Dios es suficiente para los vivos y para los muertos. Si lo que escribieron los profetas, los apóstoles y los evangelistas no fuera suficiente Dios no hubiera tenido reparo en darnos algo más. Pero la Biblia está completa, cualquier cosa que desees saber ella tiene la respuesta.

¿Qué puede hacer pensar que los muertos sepan más que los vivos? Por otra parte, seguramente que la sabiduría que tenía un muerto si se busca se pudiera hallar en alguna persona viva con la cual hablar sin caer en supersticiones, ni que el dinero vaya a los bolsillos de estafadores y ofender a Dios. Hay vivos, gente santa que conoce muy bien la ley y el testimonio, son a ellos a quienes debemos acudir para consultarlos y como ellos han sido enseñados por Dios pueden aconsejarnos sabiamente. Es la sabiduría del Espíritu que debemos buscar no la de personas muertas, que si tuvieron alguna sabiduría la sacaron de donde mismo Dios nos dice que la saquemos nosotros.

Además Dios no ha graduado algún muerto como maestro de los vivos. Si fueron maestros de los vivos cuando vivían, lo podrán ser sólo por sus escritos, no solicitando al alma alguna audiencia. Cuando Dios constituye a una persona como maestro de su palabra lo nombra hasta su muerte, no más allá de la muerte. Cuando se muere levanta a otro que lo substituya. Perseguir a un muerto es una forma de idolatría. El Espíritu Santo continúa enseñándonos en este mundo. Cuando un santo y sabio ha muerto ha entrado en su reposo, dice Hebreos, y por lo tanto no puede ser inquietado con preguntas de ninguna índole, ya dejó sus obras y reposa en el seno de Abrahán. Los muertos hablan con los muertos no con los vivos. Cuando Moisés y Elías bajaron al monte de la transfiguración hablaban con Jesús y no le dirigieron la palabra a Pedro, Jacobo o Juan. Los muertos no están autorizados a recibir audiencias ni a dejar sus moradas como enseñó Jesús en la parábola del rico y Lázaro. Por eso se puede afirmar, con el respaldo de toda la Biblia, que los que oyen las voces de sus muertos son engañados, por los mediums que consultan o por algún demonio, pero jamás que un muerto conceda una consulta a ningún ser humano, ni siquiera porque hayan sido parientes, porque la relación familiar con la muerte se quiebra, es temporal, para dar paso a la unión espiritual con Dios en Cristo.

Y ¿para qué se puede consultar a un muerto? ¿Para saber que está vivo, o sea, oír su voz de nuevo, escucharle, preguntarle cómo se siente? Para saber que un muerto está vivo no hay que oír su voz desde el más allá, la Biblia dice que Dios nos es Dios de muertos sino de vivos. Pablo dice que el que muere gana y que entre estar vivo y muerto es mejor morirse porque se está con el Señor. Por lo tanto, los que no se conforman con lo que dice la Biblia y consultan a los muertos es porque son incrédulos, no creen la Palabra de Dios, no tienen fe. Lo que Dios quiere no es que se consuele con oír al muerto sino con la esperanza celestial, sabiendo que la Biblia dice que irá a él y que estaremos juntos cuando crucemos el río de la muerte; que habiendo creído en Cristo estaremos juntos al Señor. Además oír la voz de un ser amado que ha muerto no consuela, y si consuela algo el consuelo es muy dudoso porque la persona viva se vuelve dependiente de la muerta y va y viene constantemente a los centros donde le hacen esa señal y paga por ella. En vez de conformarse y olvidar no se consuela, se desespera y quiere estar en continuo contacto con ella. Probablemente esto llegue a significar un abandono de los demás seres vivos para quienes su incurable dolor hará que su amor se enfríe y no le muestre afectos y atenciones. Y sin duda, eso significará también la ruina económica porque los espiritistas cobran para sacarle el pasaje a algún muerto desde el cielo o del infierno.

Hay gente que consulta a los muertos para conocer el futuro y para que le de soluciones a un conflicto de amor o de dinero. Los muertos, suponiendo que puedan venir, ignoran el futuro de cualquiera. Quien único conoce el futuro de una persona es Dios, nadie más. La Biblia no revela el futuro de ninguna persona porque el futuro dependerá en gran medida del presente, y lo que ella quiere es que agrademos a Dios en tiempo presente. No habrá un futuro brillante si se vive en un presente ocioso, ignorante, equivocado y pecaminoso. En cuando a obtener algún favor para alguna relación amorosa, pregunto: ¿no es algo macabro atraer a un muerto para que aconseje en algo tan bello y sublime? No son los muertos los que hay que consultar ni pedir favores en ese sentido sino a los vivos. Por otro lado, si en una relación amorosa hay que pedirle un favor al muerto, no vale la pena mantener esa relación que no es capaz de inspirar amor al ver y oír a la otra persona. Me temo que tales temas no sean muy atractivos para los muertos, a no ser para el diablo y para los bobos. Volvamos a la ley y los profetas, a la Biblia, a ella sola y a Cristo, que es el único camino, la única verdad y la vida eterna.

Comentarios

  1. buenas noches felicito a Duis por tus reflexiones sabias amparadas claro esta por el espiritu del Dios viviente, pero volvamos al tema. tu dices que busquemos a lis sabios de Dios los que estan llenis del espiritu santo, pero etos estan tan llenos, que a muchos se les olvido, para que los llenaron y han dejado que el ego de la santidad, sea quien los retire del pueblo de donde fueron escojidos, no es que no crea, pero solamente, se tu un observador, y no un juez mas del monton.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Hiel de Betel, mal padre

Neginot y Seminit

El altar de tierra