No mires las cosas con espejo de aumento y la gracia con ojos miopes

Zacarías 4. 6-10
"Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella. Vino palabra de Jehová a mí, diciendo: Las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que Jehová de los ejércitos me envió a vosotros. Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra”. 


Zorobabel principalmente tiene que ser estimulado en su fe, en la confianza que la gracia cubrirá todas las necesidades a su momento, que la construcción del templo requiera. Este buen hombre miraba el futuro proyecto del templo y sólo veía dificultades, montañas de problemas insalvables (como el profeta Hageo); pero el Señor le quita esos temores pidiéndole que deje la obra a cargo del Espíritu Santo y de la gracia suya. Desde la primera piedra hasta su culminación habrá gracia, y él se maravillaría; pronto se hará la obra que Dios ordena que se haga, él suministrará los medios para hacerlo. Por eso se ora ¡gracia, gracia a ella! (v. 7), porque no se puede convertir un monte en un pequeño promontorio y menos en un liso valle si no es por la gracia de Dios. Es una obra de gracia de punta a cabo, desde sus cimientos hasta su techo.  A veces miramos las dificultades con espejo de aumento y la gracia de Dios con ojos miopes. Por gracia y más gracia, “gracia sobre gracia”, es lo que tiene que pedir el pueblo que es lo mismo que decir “por mi Espíritu”. Si el Señor dice que la acabará ¿quién podrá impedirlo? Si los ojos de Jehová recorren toda tierra, pasan por donde yo estoy, y tú  (v.10).  

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