Encógete de hombros y deja de lado la culpa
Josué 7:10
“Y Jehová dijo a Josué: Levántate; ¿por
qué te postras así sobre tu rostro?”.
Jehová quiso decirle a Josué, “no eres
tú el que ha pecado, es Israel el que ha pecado. No quiero que te humilles más
ni te sientas culpable de esa derrota, no se ha perdido por culpa tuya sino de
ellos, no te hagas responsable de lo que no eres, y ya has orado y te has
quejado bastante, estás metido en un círculo vicioso, sale de él, pon en marcha
un mecanismo de justicia que me glorifique y resuelva la situación de retroceso
(o estancamiento) que permita sacar a la luz el pecado y que se elimine,
levántate y deja la conciencia culpable que te desmorona y destruye”. Entre líneas y en el fondo eso fue lo
que quiso decirle a Josué después de aquél escándalo y derrota. Así pudiera
ocurrirnos. Que oramos desesperadamente y nos quejamos de los fracasos que
hemos tenido, pecados o imprudencias cometidas, decisiones mal hechas,
movimientos equivocados, en fin algo que perdura en la memoria y sale a flote
por cualquier cosa y le produce remordimientos.
Nos volvemos puros lamentos,
descendemos dentro de la situación acusándonos sin salir de ahí, y llega el
momento que Dios no quiere vernos más postrados sino accionando si ya sabemos
cómo resolver el asunto; hay que localizar el mal que nos dañó y nos quitó la
influencia divina, arrepentirnos y santificarnos, y si ya lo confesamos,
entonces tomar medidas, y después de esto todo cambiará y veremos que Dios fue
fiel y lo es todavía. Desde los vv.10-13 se plantea el problema y se dice cómo
resolverlo. Los vv.14,15 añaden al asunto y muestran el veredicto de antemano.
Y desde allí hasta el final del capítulo, Dios conduciendo la investigación y
el ajusticiamiento del culpable y los cómplices. No eres tú sino ellos, de eso
estoy convencido, no te merecen pero debes servirlos, por el momento encógete
de hombros y deja de lado la culpa y sigue trabajando.
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