No lo desperdicies aunque sea poca su bendición
Isaías
65: 8
"Si
alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: no lo desperdicies, porque hay
bendición en él".
Aquí no está hablando de la naturaleza humana como si
hubiera en ella algo bueno sino de gente. Mira a Lot y desecha a Sodoma, mira
el mundo y saca a Noé, mira a Israel y elige a Josué y Caleb. ¿Ves esa fruta?
Te parece que está podrida toda, pero no, una parte está buena; corta lo malo y
separa lo bueno. Si la tiras toda, pierdes una bendición. El Señor ve su
remanente, el que no está enfermo y con ese continuará su obra de gracia y sus
propósitos. El ojo del Señor ve bien y cuando hay alguna cosa buena en alguien,
la tiene en cuenta (1Re.14:13). Esto es un ejemplo de indulgencia divina.
Tratar de mirar el carácter de la gente como el ojo divino, buscar en su interior
si tiene alguna, aunque sea pequeña, bendición, y por ella perdonarle las
otras. No somos perfectos, somos racimos con frutos buenos y otros amargos o
podridos; somos una mezcla, un conjunto de cosas aprobadas y desaprobadas por
Dios y los hombres.
La iglesia debe decir a los más exigentes "no lo
desperdicies", usa lo bueno que tiene porque de todos modos para nosotros,
es una bendición, y tal vez en el futuro esa bendición sea mayor. Y el
susodicho continuó en la membresía y con el tiempo su bendición aumentó. Un
poquito que aporte, algo que signifique para otros, algo del Señor. No lo
desperdicies porque hay en él o ella, bendición. No desperdicies la compañía de
alguien aunque sea poca su bendición.
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