Las setentas semanas del profeta Daniel, bien explicadas


DANIEL 9:24-27
"Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos".

Como hay por esta época no poquísimos sabiondos que papelean con este libro y sus profecías, sin que los tiren al foso de los leones. Aquí les pongo los pelos en puntas para que les digan sus majaderías al ginebrino Juan Calvino que escribió así: “las semanas deben entenderse en años (Lev. 25:8). El número de años es 490. Los setenta años no comenzaron con la destrucción del templo. A los setenta años Dios obró (Esdras 1:1; Zac. 1:12). Los setenta años empiezan con la cautividad antes de la caída del templo. Hay 550 años desde Ciro hasta Cristo. Después de los setenta años viene un período de gracia hasta Cristo de 490 años que equivale a setenta semanas. Las primeras siete semanas están separadas de las otras 62. Las setenta semanas empiezan con la orden para el regreso y terminan con el bautismo de Cristo. Las siete semanas se refieren a los tiempos de la monarquía de Ciro y Darío. Ciro prometió reedificar el templo, pero tras tres años se interrumpió y luego después de 46 años más se prosiguió sumando un total de 49, o sea, siete semanas-años. Si se cuentan setenta años más 490 da un total de 560 años. Desde Darío hasta el bautismo de Cristo hay 62 semanas, un total de 434 años. Y desde Darío hasta la muerte de Cristo son 480 años. Las setenta semanas acaban en la caída de Jerusalén. Es necesario tomar los vv. 26, 27 juntos en la última semana y el v. 27 se refieren desde el bautismo de Jesús hasta su muerte, a la mitad de la semana. Aunque los sacrificios continuaron por muchos años después de la muerte de Cristo, sin embargo, podemos decir que no eran legítimos porque no se hacían conforme a la ley prescrita por Moisés” (Tomado de Calvino). Y si salen huyendo a la isla de Patmos, allí los espero yo para darles en la mollera con mi libro sobre sobre Apocalipsis, y los dejaré sin recursos con la mejor interpretación, sin fantasías premilenarias.

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