La población inconforme con el estado
2 Crónicas
10:9-11
“Y
les dijo: ¿Qué aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo, que me ha
hablado, diciendo: Alivia algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros?
Entonces los jóvenes que se habían criado con él, le contestaron: Así dirás al
pueblo que te ha hablado diciendo: Tu padre agravó nuestro yugo, mas tú
disminuye nuestra carga. Así les dirás: Mi dedo más pequeño es más grueso que
los lomos de mi padre. Así que, si mi padre os cargó de yugo pesado, yo añadiré
a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, y yo con escorpiones”.
Sin una gota de sabiduría. No es el aumento del número de leyes más
estrictas sino oportunidad económica, libertad política y educación. Humanismo.
No es el aumento de los impuestos y más y más regulaciones estatales sino
menos, dando oportunidad a la clase media a que prospere. Muy mal hace el rey
en alzar descomedidamente la influencia del estado y elevar los impuestos.
Razón tenía la población para sentirse incómoda con el estado. Ese experimento
moderno de la omnipresencia y omnisciencia estatal, casi divina, llenando de
mil regulaciones la sociedad, no es más que como dice la Escritura, “un yugo”,
odioso creador de esclavos, hipócritas y zombis. Diferente a los tiempos de Salomón cuando la
plata abundaba como “cabrahígos de la Sefela” (1:15).
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