No consultes espiritistas, no son profetisas
1Samuel 28: 9
“Y se disfrazó Saúl, y se puso otros vestidos, y se
fue con dos hombres, y vinieron a aquella mujer de noche; y él dijo: Yo te
ruego que me adivines por el espíritu de adivinación, y me hagas subir a quien
yo te dijere”.
Esta consulta a una adivinadora es lo mismo que a una
espiritista y lo que se narra aquí es una sesión de espiritismo, una casa donde
no está Dios porque Su ley prohíbe visitar esos centros, y ¿cómo se presentará
él mismo allí? (Deu. 8: 11). Esta adivinadora es una persona astuta puesto que
logró escapar de la limpieza de ellos que hizo Saúl y además era conocida por
muchos de modo que el rey llegó allí porque se la recomendaron. Una espiritista
no es una profetisa. Si hubiera sido un profeta de Dios Saúl disfrazado no
hubiera podido engañarlo, como no lo pudo la mujer de Jeroboam (1 Re. 14: 6).
Los poderes que tienen los adivinos y espiritistas es limitado puesto que aunque
fueran personas sinceras, pueden confundir la mentira con la verdad y no
descubrir una impostura. Esta señora le pronosticó al rey que mañana estaría
muerto (v.19) lo cual no ocurrió sino unos días después, y por otro lado la
predicción es ambigua y contiene un poco de verdad y de mentira. Murió él con
sus tres hijos.
Por otra parte está dando a entender que los muertos justos o
pecadores van a un mismo lugar, el sepulcro, al cielo o al infierno, porque le
dice que ‘estarán conmigo”. Saúl no vio a Samuel, la adivinadora le va diciendo
lo que ella ve y él creyéndolo y predispuesto a creerlo (v.14), tratarlo con
respeto y adorarlo postrándose. El muerto no se expone a la vista de Saúl que
lo conocía, y si no lo era sino una imitación podría darse cuenta. El cree que
ella lo ve. Si lo que ocurrió allí fue completamente cierto eso quiere decir
que cualquier persona puede solicitar el retorno del muerto que quiera y
pedirlo por medio de una adivinadora o un espiritista que puede tocar a las
puertas del cielo o del infierno y solicitar que alguien salga y aparezca en su
consultorio. Ninguno de los apóstoles ni el propio Jesús tuvieron ese poder. Sí
resucitaron muertos pero no llamaron a sus espíritus a que se presentaran.
Pablo no lo hizo, Pedro tampoco. Nadie. Si
esa mujer hubiera tenido la credibilidad que tiene un profeta hubiera
resucitado a Samuel y él personalmente como hizo Jesús con Lázaro hubiera
conversado con Saúl. El espíritu le dice a Samuel que lo han “perturbado”
“molestado” “inquietado”. No dice porqué pero es evidente que no vino contento,
que se molestó y acudió de mala gana. Lo que se enseña en toda la Biblia es que
ningún profeta ni apóstol hubiera continuado su ministerio después de muerto,
ni siquiera aquellos dos, Enoc y Elías que fueron traspuestos sin experimentar
la muerte, ni Pablo o Pedro ni Jesús. Cuando los profetas y apóstoles murieron
vinieron otros que los sustituyeron pero el ministerio de ellos acabó cuando
les llegó la hora. No hay excepciones. Y si esta es una, la única, y en un
centro de espiritismo ¿no es falsa? Sí lo es. Si Dios rehusó hablarle por medio
de legítimos profetas, ni siquiera visitó su recámara cuando dormía, es que no
tiene nada que decirle, consuelo que darle o pronóstico que hacerle. Si Dios no
le habló por medio de los profetas vivos ¿cómo lo hará con uno muerto, y el
mismo que él desoyó en vida? Entonces Samuel no se presentó allí. Cuando la
mujer vio a Samuel, dijo ella, soltó un grito. ¿Por qué? ¿No lo estaba
llamando? Es que no apareció un muerto sino dioses
que es lo que el texto dice, un grupo de espíritus, y ¿quién asegura que fueran
humanos y no demonios?
Los ángeles de Dios descienden del cielo, los santos
están arriba, “sentados con Cristo a
la diestra de Dios” no salen o “suben” de la tierra como ella dijo. Si no son
ángeles los que ella ve ni almas de santos difuntos, incluyendo a Samuel,
fueron espíritus inmundos que les gusta andar en los sepulcros. Por eso ella
gritó, porque la asustaron, lo cual ha de haber sido el propósito del diablo al
enviar un grupo de demonios que se asomen en aquel lugar; y uno de ellos
adoptando la forma del anciano Samuel que es quien habla y se comunica con
ella. Lo que le dice es parte de la historia de Saúl por todos conocidas,
incluyendo a esta médium. Es lo único que puede decir con verdad el diablo, la
historia de una persona pero en relación al futuro tiene que ser ambigua como
ella lo fue y si uno lo lee bien se da cuenta, porque sabemos que Saúl se
suicidó, que Satanás estaba presente. Entonces entregado por completo en sus
manos lo impulsó a matarse. De ahí que supiera cuándo moriría. En cuanto a que
dijo que los tres hijos morirían, era obvio que si el padre moría allí, las
condiciones se darían para que eventualmente los jóvenes también. Por eso “lo
sabía”, por una inteligente conjetura.
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