Desempolvando las viejas doctrinas
1Reyes 18:30
“Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a
mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba
arruinado”.
“Y reparó el altar de Jehová que había sido derribado”. Quizás
edificado por piadosos judíos desde la división del reino, antes de la
construcción del templo cuando el pueblo se había hecho muchos y Acab destruyó
(3:2; 19:10). No edificó uno nuevo sino el viejo altar de Jehová donde santos
antes que él habían ofrecido sacrificios. Eso es una señal de reforma, no se
trata de inventar uno nuevo, ni siquiera para el Dios único sino usar el que ya
fue construido en la antigüedad y ha pasado por una etapa de menosprecio,
abandono y ridículo; poner en orden las
viejas doctrinas, desempolvarlas y colocarlas en el sitio que ellas tuvieron
cuando el culto al Señor estaba en su apogeo. Las “mejoras” de oro y plata que
hizo Salomón (1 Re. 6:20-22) no eran necesarias, o no lo mejoraron. Estoy
pensando en lo que se conoce como “doctrinas de la gracia”, ese viejo altar al
que aquel Elías llamado Martín Lutero o Juan Calvino le hicieron una magnífica reparación.
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