Lea mejor su Biblia y sea coherente con su teología
1 Juan 2:1-2
“Hijitos míos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Y si alguno peca, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. [2] El mismo es la propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero”.
Cualquier creyente común lee estas palabras que Cristo murió “por los pecados de todo el mundo” pensará que es “por cada persona” que habita en este globo, y si alguien no le explica que está leyendo mal su Biblia no se dará cuenta. Esa es una explicación filosófica humanista que todo el mundo entiende y le gusta. Esa interpretación del pasaje tiene coherencia con el sistema de teología al cual pertenece: Arminianismo, que asegura que el hombre tiene libre albedrío y la regeneración la toma o la deja, el arrepentimiento lo toma o lo deja, la fe la toma o la deja, la justificación la toma o la deja y la propiciación de los pecados la acepta o no la acepta, y que ella ha sido provista para todos los que Dios en su presciencia previó que habrían de aceptarla cuando se les enseñase. Así a la mayoría de los creyentes se les enseña leer su Biblia.
Pero ¿qué pasa cuando uno no se siente a gusto con ese sistema teológico porque lee la Biblia de otra forma? O sea, que ha leído que el hombre es libre para escoger el mal no el bien (Ro. 3:12), que es esclavo de sus pecados (Ro. 6:16-20), que está muerto espiritualmente (Efe. 2:1), que el arrepentimiento es un don de Dios lo mismo que la fe (Ro. 2:4; Efe. 2:1), que nadie puede arrepentirse y creer en Cristo si no ha nacido de nuevo, cuya operación es del Espíritu Santo y el hombre muerto no coopera (Col. 2:12); y que la presciencia de Dios es lo mismo que la predestinación, y que nadie puede ser salvo sino cuando Dios deshaga ese mal llamado libre albedrío. Si uno ha leído eso en su Biblia tiene que tratar de interpretar la amplitud mundial de la propiciación de los pecados en coherencia con ese sistema teológico llamado calvinismo.
En cualquiera de los dos casos la doctrina de la propiciación no debe ser leída ni explicada separadamente del resto de las doctrinas de la salvación. Es una familia teológica y no se deben pasar por alto ninguno de sus miembros; y lo que piensen sobre un texto, particularmente éste, todos deben estar de acuerdo y por supuesto, pedirles su opinión.
La propiciación no desmiente a la fe como un don de Dios, ni al arrepentimiento que es Dios quien en su benignidad lo concede. La propiciación rinde obediencia a un plan de salvación y está dispuesta a “comprar por precio” (1 Co. 6:20), a “los que antes conoció y predestinó para que fueran hechos conforme a la imagen de su Hijo”. La propiciación es coherente con la omnisciencia de Dios, con la elección, predestinación y con su presciencia.
Aun si usted explica si Dios preconoció quienes habrían de aceptar la propiciación y quienes no, como el plan fue hecho con tanto tiempo, la propiciación apareció sólo para los que voluntariamente habrían de decir que sí. Si es que un arminiano quiere ser coherente con su sistema teológico, al final termina en lo mismo que los calvinistas, la omnisciencia y presciencia de Dios lo obliga a aceptar que ya de antemano Cristo murió por los que habrían de ser salvos y no por los reprobados.
Hay mucho más brillo y gloria en pensar como los monergistas, que la salvación la opera Dios desde una punta a otra, y sin que haya discriminación alguna, la propiciación es destinada solamente para los que habrían de ser añadidos a la iglesia y formar parte de ella, los escogidos según la presciencia de Dios para “ser rociados con la sangre de Cristo” (1 Pe. 1:2), que es en esencia satisfacción y propiciación. Cuando lea su Biblia sea coherente con su teología y la muerte de Cristo a favor de cada persona en el mundo es incoherente dentro de los dos sistemas.
Ud esta igual que Spurgeon, atacando el arminianismo. Muy bien, se necesita ser claro y defender la verdad bíblica, aunque a veces sea a un alto costo.
ResponderEliminarBendiciones.
Viviana, hago lo que puedo, a expensas de perder lectores buenos y cariñosos, y fieles cristianos que no comparten totalmente mi teología; y que respetuosamente guardan silencio de sus discrepancias conmigo. Aunque no comparta su punto de vista teológico arminiano, los respeto y amo en la distancia por su gran condescendencia cristiana. Abrazos hermana.
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