Recostado a la cruz estoy yo
Salmo 119:176
“Me he descarriado como oveja perdida, busca a tu siervo”.
¿Cómo es eso amigo? ¿Por qué terminas así tu salmo? Ha afirmado que está apegado a la Palabra del Señor, que no la suelta por nada, que alumbra sus pies, que lo vivifica, que aborrece a los que la abandonan, y ahora dice que se ha descarriado como una oveja perdida e invita a Dios a que lo busque (leer el salmo). No es real su pérdida, es una niñería suya, como si creyera darle lástima a Dios y que se interese por su caso y salga a buscarlo como el pastor solícito sale por su oveja extraviada. Así solemos pensar, que tenemos que conmover a Dios con nuestro caso.
Y con todo, sigue diciendo que no se ha olvidado de sus mandamientos. Así que no es que esté perdido en pecado. Es lo que he dicho, quiere más interés de Dios en él y le dice: Búscame que todavía, hasta ahora te sigo siendo fiel, no me hallarás como no quieres verme, me encontrarás en algún paraje, asido a la roca que desecharon los edificadores, al pie de la cruz de tu Hijo Jesús. Llega hasta allí y mira detrás de ella y recostado a su sombra estoy yo. Te espero.
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