¿Por qué será que la gente no viene a oírnos?
Malaquías 2: 4-9
Entonces sabréis que os he enviado este mandamiento para que mi pacto siga con Leví—dice el Señor de los ejércitos. [5] Mi pacto con él era de vida y paz, las cuales le di para que me reverenciara; y él me reverenció, y estaba lleno de temor ante mi nombre. [6] La verdadera instrucción estaba en su boca, y no se hallaba iniquidad en sus labios; en paz y rectitud caminaba conmigo, y apartaba a muchos de la iniquidad. [7] Pues los labios del sacerdote deben guardar la sabiduría, y los hombres deben buscar la instrucción de su boca, porque él es el mensajero del Señor de los ejércitos. [8] Pero vosotros os habéis desviado del camino, habéis hecho tropezar a muchos en la ley, habéis corrompido el pacto de Leví—dice el Señor de los ejércitos. [9] Por eso yo también os he hecho despreciables y viles ante todo el pueblo, así como vosotros no habéis guardado mis caminos y hacéis acepción de personas en la ley.
Quiere que aquellos sacerdotes miren al origen y modelo de sus ministerios, Leví, el modelo antiguo, ¡cómo tenían palabra de Jehová aquellos ministerios antiguos!; y que vieran que los actuales eran muy diferentes a lo que había sido el padre de todos. Todo lo que se dice de Leví es hermoso. La Palabra de Dios es fundamental en todo este lamento divino. En cuanto a Leví, la palabra de Dios era "vida y paz" en su ministerio (v. 5); se nutría de ella, y con temor y humildad guardaba todos esos preceptos, y el pueblo confiadamente acudía a él para recibir mensajes de Dios, porque "la ley de verdad estuvo en su boca" (v. 6) y el resultado podría ser esperado y fue glorioso: separaba a muchos de sus pecados (v. 6). El pueblo confiaba en la integridad de vida de Leví, o sea su testimonio respaldaba la ley de Jehová que encontraban en su boca.
Sin forzarlo dice que buscaba la ley en sus labios y se sentaba a sus pies a oírlo como quien oye al mismo Dios. En eso consistía principalmente el ministerio de Leví, en temer a Dios, recibir sus mensajes para el pueblo, vivir las palabras que les daba y con ellas, como mensajero de Dios, evangelizar a su nación; y hay un resultado en promesa que ellos irían para escucharlo y una vez de haberlo oído se separarían de sus pecados. Este ministerio sacerdotal y profético, este cuadro vivo dejado por Malaquías representa primeramente a nuestro Señor Jesucristo, a sus apóstoles y profetas y a todos los predicadores del evangelio. Pero desdichadamente en tiempos de Malaquías estos sacerdotes que debían ser profetas no eran ni un pálido reflejo de lo que por ley y designación, y posición, debían haber sido; el resultado fue la corrupción de la religión y que el pueblo los tuviera como gentes viles y bajas (“despreciables y viles” v. 9), porque no vivían lo que predicaban ni sus sermones eran palabra de Dios; la gente no tenían nada que ir a buscar donde estaban ellos. ¿Por qué la gente no quiere venir a oírnos? ¿Será porque los aburrimos o por más que eso? ¡Vivamos ministros, la ley que aprendemos y enseñemos con vida, ejemplo y predicación lo que oímos de Jehová de los ejércitos! Y la promesa es que sin esfuerzo el pueblo acudirá a oírnos.
amen, asi debe ser!
ResponderEliminarun saludo desde Concepcion-Chile... siemnpre lo leo, aunque no siempre dejo un saludito. Se lo digo para que no se aburra de escribir y siga adelante con este blog que es muy edificante.
Amén! Oro a Dios para que, sí en Su misericordia me permite ser pastor y maestro, poder vivir lo que predico. Ahorita procuro hacer lo que Me permite compartir por Su gracia, pero esperamos en El. Bendiciones amado hermano. :)
ResponderEliminarY la promesa es que sin esfuerzo el pueblo acudirá a oírnos.
ResponderEliminarSin duda alguna que predicar la Palabra implica que el pueblo de Dios vendrá, pero implica igualmente que nunca vendrán los hombres del mundo.
De ahí que haya tantas iglesias vacías.
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Viviana, siempre es un gusto saber que lees mi blog, y posiblemente tu esposo también se edifica que es ya mucho pedir. Sí, da ánimos y refresca el espíritu un saludito de vez en cuando, y de tierras tan lejanas y gloriosas como Chile, como “el agua fría al alma sedienta”. Dios bendiga sus iglesias en Concepción y tu familia.
ResponderEliminarHermano Huerta qué buena noticia me diste, que quieres ser pastor. Imparte solemnidad y miedo. Sé pastor si no puedes evitarlo, creo que lo dijo Spurgeon. Es un privilegio que se paga caro y se premia con lágrimas y gloria. Por el profesionalismo de hoy no se cree en el llamamiento especial de Dios para ser pastor, basta con pagarse un carrera y que alguna iglesia lo llame. Se necesita a Dios continuamente, nunca puede estar mudo. Se necesita ser perdonado muchas veces, animado millones, y paciencia infinita. Saludos amigo.
ResponderEliminarQuerido Renton, la palabra de Dios es muy hermosa, si se explica bien hace arder el corazón, abre los oídos y calienta el alma. No conozco nada tan atractiva como ella, es un encanto y nos deja sin parpadear. Sugiere comparaciones, penetra profundo, interesa como nada e ilustra como un sol. Sé que todo eso es en los elegidos. Yo ando en búsqueda de ellos. Ningún pastor que la predica estará “clamando en el desierto”, sin oyentes, poco a poco, uno a uno, dos a dos, comenzarán a venir y a relamerse de gusto si toda ella se habla sazonada con gracia y sal. La palabra de Dios, con buena exégesis y amorosas aplicaciones, no permite predicar sermones insípidos, insulsos, tontos y aburridos. La revelación de los misterios del reino de Jesucristo por medio de la palabra predicada, es totalmente fascinante. A veces, sin contar cuando terminamos gimiendo, bajamos mejor que Moisés del Sinaí, envueltos en gloria y cielo.
ResponderEliminarBendiciones. Pues sí, hace tiempo está ese anhelo en mi vida, espero en Santo llamamiento de mi Señor para no tener que correr en vano. Quisiera de ser posible poder estudiar en un instituto. No tengo el anhelo de ser un super teólogo, deseo fervientemente que lo que El Señor me permita conocer, sea en entendible para todos mis hermanos. Y sí es posible, llevarlo a la práctica como misionero. De que me sirve saber tanta teología sino puedo edificar salvo a los estudiados? Me agrada la teología, pero preferiría y prefiero en mayor manera la devoción y relacion con mi Señor y su Gloriosa Palabra, porque es en Ese lugar, en lo íntimo cuando El revela Sus misterios ocultos. Decía el hermano Bounds que Dios no revela sus misterios para los que lo visitan ocasionalmente. Ser conforme a Su corazón, conocer Su corazón, ser un adorados y hombre de oración prefiero más que toda la ciencia y teología de este mundo.
ResponderEliminar16 de julio de 2010 14:51
ResponderEliminarIsa dijo...
¡Vaya, hermano Humberto! No sé qué me gustó más, si el post, o las respuestas a los comentarios. ¡Mucha sabiduría! Me da gusto pasar de nuevo por aquí.
Shalom.
(lo siento, lo suprimi sin quererlo y no lo encuentro. Pudieras volver a escribirlo? Yo aprecio tus visitas)
Hno. Huerta.
ResponderEliminarGoogle no me dejó imprimir un comentario tan extenso como el que te escribí. En vez de acortarlo lo dejé así y lo publiqué en una nueva entrada. Léelo allí, por favor.