¡Depórtenlos!


Zacarías 5: 1-4
"He aquí un rollo que volaba, por un lado está escrito con maldiciones para el que hurta y por el otro lado maldiciones para el que jura falsamente".

A mí me parece, con poca o mucha razón, que esos dos pecados se hicieron comunes en algunos de los que volvieron desde Babilonia (del mismo modo que gente extraña acompañó a Israel cuando salió de Egipto y ocasionaron problemas). Estos que fingiendo ayudar en la construcción del templo, viendo y teniendo acceso a los materiales que se colectaban, pudieron sentirse tentados a sustraer de ellos para edificar sus casas “con maderas y piedras” (v. 4; Hageo 1: 4); por supuesto con materiales robados. Cuando las sospechas caían sobre ellos juraban que eran inocentes, tomando el nombre de Jehová falsamente (v. 4).
Robarle a la obra de Dios y fingir santidad e inocencia ante los demás es un gran pecado.  Oscuros personajes que en el fondo de cuyos corazones está sentada la maldad como dentro un efa (vv. 6-11) y oculta a la vista de los demás. ¿Cuál podía ser la solución si hurtaban y juraban que era mentira? Regresarlos a su lugar de origen, a la tierra de Sinar, Babilonia, y si lo que quieren es lujo y casa, que la tengan allá desde donde no debieran haber emigrado (v. 11), porque aquí en la despoblada Judea no hay lugar para ellos.
¿Por qué no trabajan fuera de la obra de Dios? En otra cosa pudieran hacer dinero limpio. Pero eso lleva tiempo, hay que enfrentar competencia, es duro, mientras que en la obra de Dios no hay competidores, su pueblo es ingenuo y con sólo dos hombres que vigilan las propiedades del Señor; en realidad uno, Zorobabel porque el otro, el sumo sacerdote Josué, es muy espiritual y no se da cuenta de esos malos manejos. Además es más fácil robar a la iglesia y fingir que se le está ayudando que sudar la gota gorda en un empleo en el mundo.
A ese tipo de pecado, el hurto de los bienes de Dios, el profeta le llama “la maldad” o “iniquidad”. Supongo que haya sido gente importante porque en vez de prisión lo que se le consigna es una extradición a su país de origen, un judío que no merece hallarse donde ha llegado, un llamado cristiano que en vez de contribuir, quita.
Entonces, iglesia, informa al fuego justiciero del gobierno para que consuma sus casas, cuentas bancarias, sus pisos de lujos, sus coches último modelo y su avión privado (v. 4). ¡Abran los ojos, Josué y Zorobabel, y depórtenlos!

Comentarios

Entradas populares de este blog

Hiel de Betel, mal padre

Neginot y Seminit

El altar de tierra