Que tus grandes resoluciones no terminen en nada
LOS AYUDO O NO HAGO NADA |
JUECES
5:15,16
“Caudillos
también de Isacar fueron con Débora; y como Barac, también Isacar se precipitó
a pie en el valle. Entre las familias de Rubén hubo grandes resoluciones del
corazón”.
O pensamientos. Parece que, por hallarse al otro lado del Jordán,
muchos de la tribu de Rubén no acudieron al llamado de Barac para enfrentar al
enemigo; no quisieron involucrarse en el conflicto y hasta desalentaban
sistemáticamente a los que se habían enlistado. Pese a todo ese desaliento hubo
grandes pensamientos y resoluciones del corazón muy notables por las
características del momento en que se hicieron, dado que tuvieron que enfrentar
las palabras frías, las críticas de la mayoría; pero ¡asómbrese!, esos grandes
pensamientos y esas grandes resoluciones terminaron en nada y no cruzaron el
Jordán para ayudar a sus hermanos.
¿No
hemos visto eso, hermanos que oyen el llamado del Señor un día, se emocionan,
adquieren impulso, hacen resoluciones y propósitos, y acaban en nada? Abundan
muchos ejemplos en la Escritura de que eso ocurre, porque bien no pueden
resistir la oposición de opiniones diferentes o son vencidos por la disposición
natural de vivir tranquilamente entre los balidos de las ovejas (v.16).
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