No seas un cristiano inútil



ALGO SABE HACER
JUECES 8:4-9;15-17
Y vino Gedeón al Jordán, y pasó él y los trescientos hombres que traía consigo, cansados, mas todavía persiguiendo. Y dijo a los de Sucot: Yo os ruego que deis a la gente que me sigue algunos bocados de pan; porque están cansados, y yo persigo a Zeba y Zalmuna, reyes de Madián. Y los principales de Sucot respondieron: ¿Están ya Zeba y Zalmuna en tu mano, para que demos pan a tu ejército? Y Gedeón dijo: Cuando Jehová haya entregado en mi mano a Zeba y a Zalmuna, yo trillaré vuestra carne con espinos y abrojos del desierto. De allí subió a Peniel, y les dijo las mismas palabras. Y los de Peniel le respondieron como habían respondido los de Sucot. Y él habló también a los de Peniel, diciendo: Cuando yo vuelva en paz, derribaré esta torre. Y entrando a los hombres de Sucot, dijo: He aquí a Zeba y a Zalmuna, acerca de los cuales me zaheristeis, diciendo: ¿Están ya en tu mano Zeba y Zalmuna, para que demos nosotros pan a tus hombres cansados? Y tomó a los ancianos de la ciudad, y espinos y abrojos del desierto, y castigó con ellos a los de Sucot. Asimismo, derribó la torre de Peniel, y mató a los de la ciudad”.

Aquí encontramos un buen texto para reflexionar en la indiferencia y su castigo, para que queden aleccionados aquellos que ven la obra de Dios padecer necesidades y no cooperan, se les puede solicitar auxilio una y otra vez para sus hermanos cansados y persiguiendo que ellos no se mueven a compasión. Tienen dones del Espíritu, pero no hacen nada con ellos, los envuelven en un pañuelo o los sepultan en la tierra (Luc.19:20-26); y si “poseen bienes de este mundo” encierran en un puño sus piedades y no se duelen de los que padecen necesidades (Sgo.2:14-16). Simplemente se desentienden de lo que piensan que no les convienen y dicen: “Idos”. ¿Cómo podrán decir que mora el amor de Dios en sus corazones, que aman a quien no han visto si no aman a los que ven? (1Jn.3:17).

Bien dice Mathew Henry que Gedeón no les pidió honores, sus hijos para la guerra, ni las llaves de la ciudad sino simplemente pan y agua para los cansados soldados que libraban las batallas de Jehová; pero ellos, viendo que eran pocos los menospreciaron y no los ayudaron. Se merecían el castigo que él les impuso. ¿Piensas que si eres indiferente a las necesidades del pueblo santo quedarás sin castigo? ¿Piensas que, si ves a Cristo desnudo, hambriento, enfermo o en la cárcel y no lo cubres, no le das de comer o no lo visitas, pasarás sin castigo?  ¿O que los ministerios antiguamente financiados cuando la obra era próspera y que ya no pueden continuar activos y hay que cerrarlos por falta de subsidios, tú que pudieras ayudar a salvarlos no se te considerará esa indiferencia como un pecado? ¿No piensas que lo que has conseguido trabajando con tus propias manos es también para que ayudes a los necesitados? Al siervo que es indiferente hacia la obra se le llama inútil y lo esperan “las tinieblas de afuera” donde hallará “el lloro y el crujir de dientes” (Mt.25:30).

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