Una espiritualidad encerrada no es válida
Tito 1: 5-15
“Por
esta causa te dejé en Creta, para que pusieras en orden lo que queda, y
designaras ancianos en cada ciudad como te mandé”.
Mira como el Espíritu Santo
cuida las iglesias y quiere que funcionen bien, que las cosas que no están
haciéndose correctamente se arreglen. Específicamente le pide organización, “pongas en orden”, que es
una mejor traducción que "corrigieses lo deficiente"; y lo básico es
colocar pastores que cuiden de ellas. Lo que faltaba por hacer, el trabajo no
terminado, las áreas sin líderes, ideas e iniciativas no puestas en acción. En
la forma en que el apóstol habla parece que Tito es el obispo de toda la isla y
que el evangelio ha cubierto todo ese territorio; lo cual significa que la
misión de este hermano y sus pastores colaboradores tendrían a su cargo la
experiencia de contribuir a una reforma social por medio de las enseñanzas y
prácticas cristianas.
Esa influencia espiritual benigna pudiera ser disminuida,
tergiversada y obstaculizada por la enseñanza paralela de los cristianos
judaicos. El apóstol le instruye a su discípulo que le diga a los demás
pastores que una espiritualidad abstracta, encerrada dentro del local de
reuniones, no es válida sino que la vida cristiana no es para vivirla solamente
entre hermanos sino entre herejes, filosofías negativas, tergiversaciones de la
doctrina, y enfrentada a la conducta y enseñanzas de religiosos corrompidos y
en cuanto a la fe incrédulos, cuya corrupción llega desde la cabeza hasta los
pies, y que él dice que les alcanza la conciencia la cual también es un pantano
repleto de corrupción (v. 15).
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