No molestes al apóstol Pablo
Romanos 8:29
“Porque a los que de antemano conoció, también los
predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo”.
Oh Cristiano, salta de delicia
porque Dios te conoció antes de nacer y haber hecho bien o mal (9:11), y además
te envió al mundo predestinado; no viniste por casualidad ni por voluntad de
varón y de mujer (Jn.1:13), eres más que el fruto de los deleites de una pareja
humana. Dios te creó para que fueses como Cristo, para que tuvieses muchos
hermanos y Cristo es el principal entre todos. El deseo mayor de Dios para ti y
para mí es que nos parezcamos a Cristo. Cualquier cosa que me pase, mi Señor,
lo que deseo es ir pareciéndome más a Jesús. El Espíritu Santo va dibujando más
su imagen en nuestras vidas.
¿Quieres meditar en esto con relación a la
salvación? “A los que antes conoció los predestinó”; a los que quiso, a los que
eligió, cuando escribió sus nombres en el libro de la vida de su santísima
memoria. Hablamos de “cosas mejores que pertenecen a la salvación” y no a la
condenación (He.6:9). Estamos escribiendo para los escogidos, “a los que están
fuera los juzgará Dios” (1Co.5:13) y él sólo tiene la respuesta a esa
fastidiosa pregunta, de por qué no los
eligió. Es un misterio que está escondido en lo profundo de sus
pensamientos, protegido contra los altercadores y preguntones.
No nos preguntes por los que no predestinó
para salvación, porque Pablo y yo nos quedamos callados (9:15-20). Tiene que
ser respondido, si acaso, lo mismo de por qué eligió a otros, “por el puro
afecto de su voluntad” (Efe.1:5), y nadie lo acuse de injusticia porque es
soberano; por lo tanto acatamos su voluntad purísima porque obligado a salvar a
nadie está. Y, ¿quién se lo merece? Por ende,
“nadie nos cause molestias”
(Ga.6:17). Ni a él ni a los llamados calvinistas que más bien debieran ser
nombrados como paulinistas.
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